click on image below to return to Toyota's index
2004 Sienna 2004 Prius 2009 Matrix 2007 FJ Cruiser
 

TOYOTA TUNDRA 2004: Superior... ¡y hay grandes planes para el futuro!

por PEPE FORTE/Foto del autor

Primero, una breve reflexión…El escritor checoslovaco Frank Kafka escribió en los años 20 del pasado siglo un cuento titulado “La Metamorfosis”, en el cual su personaje principal, Gregorio Zamza, amanece convertido en un escarabajo.

¿Ha tratado usted de sentirse alguna vez… otra cosa que no sea usted? Tal vez no, pero este servidor sí, aunque no precisamente en un insecto despreciado —fíjese que no dije despreciable—. Aplicando esa frase de “sentirse en los zapatos del otro”, lo intenté, pero no exactamente en el calzado, sino en los neumáticos ajenos: Me encontraba invitado hace unos 5 ó 6 años en un Auto Show de una ciudad de los Estados Unidos cuando en la presentación de la pick-up Toyota T-100 (la madre de la Tundra), al observarla traté de metalizar mi piel y de percibir a mis zapatos cual ruedas y sentirme en el pellejo (es decir, en el metal) de cualquiera de las magnificas e históricas trocas norteamericanas… y temblé. ¿Por qué?

La producción y el mercado automotriz de Estados Unidos a finales de los años 60 y principios de los 70, experimentaba la natural satisfacción (y tal vez hasta vanidad) de ser gestores de coches que nadie podía fabricar y comercializar. Por sólo mencionar algunos de los grandes turismos de la época, basten el Dodge Charger, el Pontiac Grandville y el Lincoln Continental (éste último antes que el TownCar le diera un coup d’etat en lo que a talla respecta). Este modo de fabricar y comercializar automóviles fue sacudido dramáticamente cuando ocurrió la crisis del petróleo de la época de Ford [Gerald, no Henry], que sacudió los cimientos de la sociedad norteamericana y los consumidores sintieron que una etapa llegaba a su fin.

Así, hubo que enfrentar a la realidad de la invasión de los compactos y —¡maldita sea!— los subcompactos asiáticos, a la que le abrieron la puerta no sin una mueca de disgusto. Él mercado del Norte había estado ensayando la introducción de los recortados nipones (liliputienses si comparados con los ciclópeos de Detroit) ya desde la era hippie, pero pocos pensaron que alguna vez el fenómeno pudiera ser exitoso —y no se engañe, que si aquellos chicos rebeldes se abrazaron a una VW Combi destartalada y pintorreteada con motivos antibelicistas fue gracias a sus bolsillos vacíos y algunas onzas de cannabis de por medio...—. Mas la historia —dale que dale— fue otra: Los Estados Unidos no sólo permitió el ingreso de los pequeños japoneses, sino que la propia industria automovilista del país los comenzó a fabricar aquí y para aquí, bajo la presión liberal de crítica a conceptos de la era como “proteccionismo” y “dumping”. Y aún estaban en camino varias sorpresas; luego que el patriarca Lee Iacocca creara el segmento de las minivans, casi inmediatamente Japón participó (y con un gran suceso) del jalón. Más tarde, el país del Sol Naciente decidió entrar —¿los dejamos?— a la categoría de los coches de lujo y, como siempre, lo logró exitosamente.

Pero le faltaba la conquista del tal vez más rancio y auténtico de los segmentos del mercado estadounidense, el de las pick-ups, y esa conquista comenzó definitivamente, y en grande, con la Toyota Tundra.

Simplemente, una pick-up auténtica
No le recomiendo que se ponga al volante de una Toyota Tundra con los ojos cerrados aunque, de poder hacerlo en algún desierto del mundo, donde se supone que no hay obstáculos ni barreras, inmediatamente notará que los modales de esta magnífica pick-up son los mismos de cualquiera de las “yanquis” que con chovinista orgullo lleve un sombrero de cowboy como adorno sobre la cabina, o un par de tejanos cuernos de búfalo sobre el capó. Algunos modelos de la Tundra se seguirán construyendo en Indiana aún después de terminada la planta ad hoc de $800 millones en las afueras de San Antonio,Texas, que abrirá sus puertas para el 2006, con lo que esta camioneta sería tan “americana” como las nativas. Precisamente en el pasado otoño visité, junto con un grupo de periodistas de automovilismo el área (aún virgen entonces) en que se erigirá la facilidad, y de paso probamos por varios caminos de tierra, estas camionetas Tundras con dos transmisiones distintas.

Varios modelos
La Tundra más atractiva es la de doble cabina, dotada de cuatro puertas paralelas full size, de bisagras, con manijas exteriores tal y como lo había ensayado la antecesora T-100. Con una cama que corre de 6.2 a 8 pies de largo, según el modelo, la Tundra es, además, la única camioneta de su talla que ofrece el cristal trasero de cabina retráctil mediante botón en consola y que se descorre totalmente (este cristal en ascenso es de “seguridad”, o sea, de dos pasos, para evitar las potencialidades de guillotina de este tipo de movida). Las Double Cabs tienen paredes 4″ más altas que el resto de los modelos.

El excelente motor i-Force V8 acoplado a transmisión automática de 4 velocidades es standard en las Doble Cabinas y también está disponible en otras Tundras. Los modelos Regular-Cab y Access también ofrecen motor V6 con transmisión manual u opcional automática. Todas, ofrecen tracción trasera o 4WD, frenos de disco ABS estándar en las cuatro ruedas y, exclusivo de las Double Cabs el sistema de traction control. Los paquetes TRD off-road incluyen neumáticos y suspensión especiales y abundantes bolsas de aire en cabina garantiza protección en la eventualidad de accidente.

Ruda pero amaestrada
Después del vistazo a la planta en ciernes de la Tundra tuve la oportunidad de conducir por una semana una unidad de prueba en ciudad. Esta Tundra estaba dotada de motor V8 DOHC de 4.7 litros (se rumora la salida al mercado de uno de 5.5 para el otoño del 2006), acoplado a transmisión automática de 4 velocidades con el sistema Touch Select 4 Wheel Drive. El paquete se completaba con cuatro neumáticos radiales 245/70R de 16 pulgadas y frenos ABS de disco en todas las ruedas.

La Tundra se conduce fácil. Su aceleración es excelente y en la carretera, por encima de las 50 millas por horas, la amortiguación protagoniza su mejor momento absorbiendo las irregularidades con fluido vaivén o cabeceo.

La visibilidad es buena y la cabina, que destaca por su economía de diseño, no desborda en exquisiteces, pero todo cuanto se necesita está bien pensado, y el acceso a los diferentes controles es a prueba de tontos. Los retrovisores laterales de gran tamaño, no producen la consecuente ventolera [no al menos en la medida que se espera de acuerdo con su talla] y aunque no puede aspirarse la insonorización en cabina de un Lexus, sí hay mucho de eso, lo que va siendo ya una agradable tradición en Toyota.

Esta nueva camioneta Toyota es uno de esos vehículos que prefiero conducir con las ventanas bajas con tal de sentir el parejo ronroneo del motor V8, que no simula potencia, sino que la manifiesta. En la prueba off-road en San Antonio, la Tundra demostró su doble personalidad, y se agarró con vigor al camino; se la sentía como un toro de lidia que patea el polvo antes de decidirse a la embestida. La estabilidad del vehículo en terreno tan accidentado, aún a unas moderadas 50 millas por hora y dejando como firma una polvareda enorme tras la culata, me hizo pensar en la tentación de una verdadera prueba Rally con un vehículo de este porte.

La cabina doble es amplia. El banco trasero, full size, acomoda sin problema alguno hasta 3 adultos con espacio suficiente para las piernas y, además, regala abundantes comportamientos para guardar o llevar cosas.

Un nombre geológico
En cuanto a estilo, la más elegante de las Tundras es la Stepside, de aliento más urbano, cuya característica principal acorde con su apellido es un bien diseñado peldaño lateral a ambos lados, y lámparas traseras alargadas que habrían envidiado algunos coches de los años 50. Como apreciación personal, confieso que me gusta más el grill trapezoidal con marco cromado del modelo precedente, pero sin duda el nuevo, sobredimensionado, es más coherente con la fisonomía de un camión y, siendo también retro (e insisto de nuevo en que se trata de una apreciación personal) me recuerda al modulo Dodge-Desoto-Fargo de a mediados de los 50.

Finalmente, de la Tundra* me gusta hasta el nombre. Siguiendo esta línea de pensamiento, quién sabe si en el futuro Toyota decida rebautizar a la hermana menor, la Tacoma, con el nombre de Taigá. Me gustaría…

*Tundra, según el diccionario enciclopédico Larousse: En las regiones de clima frío, formación vegetal discontinua, que comprende gramíneas, líquenes y algunos árboles enanos (abedules).