Tengo que comenzar
con una confesión: cuando en 1997 Toyota
lanzó al mercado la primera generación
de su minivan Sienna… me sentí defraudado.
¿Por qué?
Era una minivan excelente… sólo
que no llenó mis expectativas. Aquel Sienna,
tenía una gran responsabilidad sobre sus
ruedas: reemplazar a una súper minivan,
la Toyota Previa. Y con el nombre de una región
de Italia y el modo con que en las academias de
Bellas Artes se le llama circunspectamente al
color carmelita, la ópera prima de la Sienna,
comparativamente, fue un sustituto modesto.
La “previa” historia de la Sienna
Aunque en Estados Unidos hasta 1991, cuando Toyota
hace con la Previa su inmersión exitosa
en aquel caliente segmento de las minivans, la
compañía no era conocida aquí
como fabricante de vehículos para más
de cinco ocupantes. Sin embargo en Japón,
y en muchos países, Toyota sí era
apreciada por sus microbuses. Claro que un microbús
no es una minivan, pero sí el eslabón
¿perdido? más cercano al transporte
familiar, así como la Combi de Volkswagen
de 1958 puede ser considerada precursora de las
vans. Todavía rueda por algunas ciudades
del mundo una furgoneta de pasajeros de Toyota,
de nombre ingenioso: Urvan.
Pero el consumidor automovilístico de
los Estados Unidos más inconforme, necesitaba
una minivan que llenara sus exigencias, y eso
fue la Previa. Claro que la Previa era “irrediseñable”; como su rival de época, la Chevy Lumina,
que por su diseño tan radical, no podría
ser modificada a partir de su propio croquis,
cosa que bien podría ocurrirle al Chrysler
PTCruiser y al nuevo VW Beetle.
Con el regreso de las formas redondeadas en los
autos a mediados de los ‘80 en el cuerpo
del Ford Taurus, ya para 1993 los dos vehículos
más ‘esféricos’ del
mercado automotriz eran el Infiniti J30 y la Toyota
Previa. La Previa era atractiva y vanguardista,
pero su diseño hermético le cerró
la vía a modificaciones estilísticas
(se puede decorar un huevo, pero no pedirle que
deje de ser ovoide…). Mas no sólo
su diseño exterior; la Previa era paradigma
de funcionalidad y ergonomía que merecía
ser reemplazada por un vehículo más
pretencioso… y no fue así. Incluso,
su sucesora se encogió como ciertos T-Shirts
en la primera lavada: cuando la Sienna inicial
pateó el asfalto de Norteamérica,
acompañó en un récord a su
archirrival, la Honda Odyssey de 1995: eran las
minivans más pequeñas del mercado.
La nueva Sienna ‘04
La gran virtud de aquella Sienna fue su vocación
de mártir. De conejillo de Indias sirvió
para que, a partir de su disección, naciera
la magnífica 2004: Yuji Yokoya, ingeniero
jefe de diseño de Toyota recorrió
¡53 mil millas! en Norteamérica a
bordo de la primera Sienna, para superar sus limitaciones
en el modelo posterior. Y lo logró.
Toyota es una compañía con un gran
sentido del timing. Es como esa persona que antes
de presentarse a la fiesta, espía cómo
van vestidos los invitados, para luego irrumpir
(lo hizo con el Matrix) mejor ataviado que nadie.
Así, la flamante Sienna, que sigue apoyándose
en el marco del Camry, acopia todas las virtudes
ensayadas en otras minivas y las combina con las
suyas propias, como la puerta trasera eléctrica
y remota (de Chrysler); el espejo conversacional
para observar a los niños en la segunda
fila de asientos (de Ford Windstar); la tercera
fila de asientos abatible que se oculta en el
piso (de Honda Odyssey); las puertas laterales
eléctricas y remotas (Chevy Lumina), y
las lunas retráctiles en la segunda puerta
(de Mazda MPV), todo lo cual hace del Sienna 2004
una mezcla de Greatest Hits de innovaciones.
De su propia inspiración, el inventario
es igualmente extenso. Como vehículo de
familia, sus virtudes están relacionadas
más con comfort y seguridad, que con rendimiento.
La Sienna del 2004 es asequible y manejable. Hay
compartimientos, enchufes, ganchos y portavasos
por doquier; ¿qué cosa es una
minivan sino una habitación de chicos rodante con que
visitar el drive thru del restaurante
de comidas rápidas más cercano después
de recoger la ropa en el laundry y pasar por el
supermercado?
La tercera fila de asientos es inusualmente cómoda,
una rareza en las minivans, y mucho más
fácil de manipular que la de su competidor.
El tradicional nivel de insonorización
de cabina de Toyota-Lexus es notable y, en la
autopista, la Sienna 2004 levita,
algo digno de experimentarse.
La palanca de cambios en vez de estar montada
en el árbol del timón, nace desde
el ergonómico housing que heredó
del Lexus RX300, una especie de podio al centro de la consola y que
Toyota ha ido agregando paulatinamente a muchos
de sus vehículos.
El sistema de seguridad de las puertas eléctricas
no usa la conocida fórmula de la batería
de sensores para rebotar en encuentros con el
cuerpo, sino bandas que corren por los bordes
y que operan como un sistema nervioso. La respuesta
es tan sensible como la de las puertas de los
elevadores, incluso al leve contacto con un dedo.
En cuanto a rendimiento, este increíble
Sienna estrena un V-6 DOHC de 3.3L y 24 válvulas
para 230-hp, acoplado a transmisión automática
de 5 velocidades, con AWD opcional. ¿Seguridad?
Además de bolsas de aire de despliegue
inteligente por doquier, los frenos son asistidos
electrónicamente.
La Sienna ‘04 se ofrece en cuatro cortes:
CE, LE, XLE, y el XLE Limited, para una fluctuación
de precios entre $23 mil y $39 mil. El modelo
máximo en la linea, el XLE Limited, ofrece
rims de aleación de más diámetro,
decorados interiores en madera, sistema de navegación,
cámara de televisión para la marcha
atrás, sistema ultrasónico de distancia
intervehicular, asientos de piel y muchas exquisiteces
más.
Con 4 pulgadas más de ancho, 5.9 más
de largo, y 5.1 más de espacio entre ejes,
la nueva Sienna es más grande que su predecesora.
¿Y vale la pena tanto empeño?
Una certificación del éxodo de los consumidores
de las minivans a los utilitarios deportivos en los últimos
cuatro años, es precisamente la diversificación
de Toyota en la categoría, el único
fabricante de autos que mantiene cinco SUV’s
en el mercado. ¿Seguirán los consumidores
desplazándose allí o, en el mejor
de los casos, a ese híbrido que son los
crossovers, como el flamante Chrysler Pacifica?
¿Están las minivans out of style?
¿Habrá que rogar a San Iacocca,
Padre Santo de todas las minivans que están
en el cielo para recobrar las ventas? Si las respuestas
a estas interrogantes son un simple sí,
¿por qué empeñarse en crear
esta minivan espectacular en un segmento que a
todas luces se encoge? Hum… las causas pueden
ser muchas, pero la lógica indica que esta nueva Sienna más que batallar por arrancar prospectos al departamento de los SUV's, lo que intenta es reafirmar su posición dentro de su propio niche con tal de robarle compradores a la sombrilla de Chrysler y sospecho que más marcadamente a la Honda Odyssey. Sea por lo que fuere, el caso es que me complace pensar que Toyota
se afana en su nueva Sienna porque es una compañía
muy seria que no cree en patitos feos y que no
descuida ninguno de sus productos, sobre todo
también ahora que Nissan ha reorganizado vigorosamente
todo su line-up.
¿Una última razón? Sí,
y muy personal: porque se me antoja que esta segunda
generación del Sienna es el genuino reemplazo
de la honorable Previa.
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