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2009: No nos hemos dado cuenta que termina una década

Estamos tan inmersos en la crisis económica y en las preocupaciones, que aún con los estertores del 2009 ignoramos que no se trata de un fin de año ordinario: Estamos diciéndole adiós a una década y saludando a otra. Un resumen de lo más importante acaecido en este decenio. Definitivamente, no fue un buen período el del 2000 al 2009...

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com

Posted on Dec.26/2009

Existe el debate de cuándo comienza una década. Matemáticamente, muchos arguyen que empieza con el año 1 del decenio… por tanto, cada década termina en el 0, no en el 9. Para este servidor, el conteo correcto es á la americaine, o sea, el del nueve. Por tanto, cuando despidamos el 2009 estaremos diciendo adiós a la primera década del Siglo XXI. Y justo ahí es a donde quiero llegar: que a diferencia de otros finales de decenios que generaron el entusiasmo por la inminencia de la nueva década, en esta ocasión da la impresión de que tan preocupados que estamos por la crisis económica y porque, definitivamente el 2009 no ha sido un buen año, hemos olvidado que estamos, otra vez, ante un fin de década.

Personalmente, siendo un niño, recuerdo la anticipation por el arribo de los seventies con el mutis de los sixties, y luego ya de joven y posteriormente de adulto, lo mismo con los 70-80, los 80-90, y qué decir de 1999 a 2000, que marcó no sólo un fin de año, sino un fin de siglo y, por si fuera poco, un fin de milenio también. Mas, como penosamente —sí, penosamente—, la década del 2000 al 2009 no ha sido buena y particularmente el año de despedida está muy lejos de ser recordado con ánimo, aparentemente hemos olvidado este turning point que acontece cada 10 años. Hagamos pues un resumen, más o menos cronológico, desde el 2000 al 2009.

Sin duda, los tres hechos más sobresalientes del decenio —aunque no para celebrar— son, el ataque terrorista al World Trade Center de New York con la autoría de Al-Qaida; la guerra en Iraq, y la crisis económica.

La acción contra las Torres Gemelas es uno de los episodios trascendentales —desde una perspectiva negativa, claro está—, de la historia de los Estados Unidos y del mundo. Marca el levantamiento de una injustificable e inesperada jihad del mundo musulmán contra Occidente, que defloró la inocencia de la sociedad norteamericana y cambió su modo de vivir, de viajar, de volar… Luego, el terrorismo musulmán le puso papel carbón a las explosiones del WTC con bombazos a las redes de transporte público de Madrid y Londres.

La guerra de Iraq, controversial en esencia, sin embargo importó la democracia al país y removió física y ejecutivamente de su vida al tirano Saddan Husseim. El asunto de las armas químicas, nunca halladas —a pesar de que Husseim sí las tenía y las usó; preguntadle a los kurdos si no—, ha durado toda la década, mientras que la guerra de Afganistán, que tantos consideraban —y consideran— más necesaria que la de Iraq, también empañó el panorama de paz del planeta —comenzó antes que la de Iraq— y, antes de terminar la década, cobró nuevo protagonismo con el anuncio del envío de más tropas norteamericanas a allá.

La crisis económica de la década tiene raíces previas —que muchos ignoran—, que alcanzan restrospectivamente hasta el último período de Bill Clinton, en los 90, pero sin duda se desencadenó en los primeros años 2000. El primer movimiento telúrico de ella lo registró el escándalo de Enron en el 2001 —a propósito, ¿recuerda el encarcelamiento de Martha Stewart?—. Después, el boom y posterior desplome de los Bienes Raíces contribuyó a la crisis, pero sin duda la implosión de la banca internacional en septiembre del 2008 —Lehman Bros., ING...—, definió la hecatombe.

Paradójicamente, China ha continuado creciendo económicamente, al tiempo que la interdependencia del gigante asiático con Occidente y más agudamente con Estados Unidos se acentúa. Las fastuosas Olimpíadas de Beijing el 8/8/8 certifican el inquietante despertar chino.

Políticamente hablando, la década ha sido relevante. Comenzó con la pataleta del recuento de votos de la elección Bush-Gore.

Los ocho años de presidencia de George W. Bush, a tenor de las circunstancias de su administración terminaron con un empalidecimiento del partido republicano en la platea política norteamericana. Terminando el siglo, Estados Unidos estrena su primer presidente afroamericano —Barack Obama, por cierto, Premio Nobel de la Paz en diciembre del 2009— y casi accede a la suprema línea ejecutiva de la nación la primera mujer —Hillary Clinton como presidenta o Sarah Palin como vice—, en tanto que Nancy Pelosi es la primera fémina que se hace vocero de la cámara.

Internacionalmente, la inclinación a la izquierda de América Latina, coronada por Hugo Chávez en Venezuela —con su remoción momentánea del poder incluida—, que dirige una orquesta de toque rosa con Lula, la Kirschner, la Bachelet, Ortega, Correa, Evo Morales y otros, tiene una parte notabilísima en la década que expira. La “creatividad” de Chávez engendró proyectos polarizadores como el ALBA y ha acomodado a su gusto con su petrocracia las proyecciones de la OEA.
Venezuela continúa echando leña a la hoguera de su conflicto con Colombia traído por lo pelos, pero como aliciente para la región ocurrió el rescate de Ingrid Betancourt y otros secuestrados de las FARC. Casi a punto de dar la última campanada del decenio sobre América Latina, ocurrió el incidente de Manuel Zelaya en Honduras.
En ese mismo ámbito, hay que mencionar el caso Fujimori y la saga del de Pinochet —que murió en el 2006—, mientras en Cuba, el período 2000-2009 comenzó con la batalla por el niño náufrago Elián González.
A mediados de década llegó la sorpresiva noticia de la enfermedad de emergencia de Fidel Castro que le obligó a traspasar el poder a su hermano Raúl, tras ejercerlo tiránicamente por casi 50 años. Con el advenimiento del 2010, Cuba rompe la barrera de más de medio siglo de tiranía.
Otro aspecto importante en Cuba es la emergencia de una débil sociedad civil, muy bien representada por Yoani Shánchez y el llamado movimiento bloguero de La Isla, una respuesta absolutamente ciudadana a los medios oficiales.
Del otro lado del Atlántico, Estados Unidos mantuvo un precario poder de convocatoria como consecuencia de la impopularidad de Bush y de la guerra de Iraq. El zarpazo a Osetia de la Rusia de Putin pareció ser una preocupante vuelta en sí del sovietismo, así como Corea del Norte e Irán se han ido perfilando como agentes provocadores con ropaje nuclear, en gesto desafiante hacia a Israel. Empero Tel Aviv practicó un gesto de buena voluntad cuando después de 38 años de ocupación, entregó la Franja de Gaza.
En cuanto a tragedias y clima, volvimos a experimentar la tristeza que producen los mártires del progreso cuando el transbordador espacial Columbia estalló ya en ruta de regreso a casa, matando a todos los astronautas. El calentamiento global siguió creciendo como argumento de quienes preconizan un cataclismo para el planeta de la mano de la negligencia humana. Además, el globo fue testigo del tsunami del Océano Índico, y el Caribe sufrió un espectacular tren huracanes por dos años consecutivos, uno de los cuales —Katrina—, terminó a modo de desastre nacional en New Orleans, Lousiana.
El calendario epidemiológico de la década registró las pandemias del SARS y el H1N1. El obituario del decenio se pobló de nombres importantes, pero nadie discutiría que la muerte de Ronald Reagan —que recibió funerales de estado—, la de Michael Jackson, la de Yasser Arafat, y las ya mencionadas de Husseim y de Pinochet están entre las más notables.

Respecto de la tecnología, ésta prevaleció electrónicamente ascendente. La proliferación del uso de la Internet es cosa del período 00-09, al punto que casi todo se hace hoy día a través de esta vía. Durante esta década, a consecuencia de esa revolución electrónica, se ha visto afectada negativamente la industria de los impresos, y amenaza con aniquilar el mundo de las publicaciones de tinta y papel. Recientemente, la invasión de las llamadas redes sociales como Facebook, Tweeter, LinkedIn y otras, han redefinido la navegación cibernética. Pero sin discusión, la comunicación celular se lleva la palma. Hoy es más global, más capaz y diversificada, y tuvo un jalón importante en el lanzamiento del i-Phone.

La tecnología digital siguió deleting el uso de la película fotosensible hasta conducirla casi a vías de extinción, así como la televisión HD cambió la imagen de ésta.

En aeronáutica, el siglo comenzó con el accidente del Concord en Francia que lo condenó a su retiro. En contraposición, esta década hizo dos estrenos alados: el del mastodonte Airbus-380 y el flamante Boeing 787 Dreamliner.
En el universo automotriz la noticia más sonada fue la quiebra de GM y Chrysler, y la convicción general de la industria de que por fin, luego de una racha de precios altos de la gasolina sin precedentes —unos $150 el barril en el verano del 2008 con un consiguiente precio promedio de $4.00 el galón a pie de bomba—, le ha llegado el turno al auto eléctrico.
Para terminar, a la ola de intranquilidad que ha caracterizado este trecho de la historia —de la que no podemos ignorar la resurgencia de la piratería con los delincuentes marítimos somalos—, apenas a horas del fin de año, el 2009 nos volvió a recordar la característica principal que estrenó y definió la década: el terror. El día de Navidad rompió la noticia del intento —afortundamente frustrado— de volar un avión de pasajeros en el aire, propósito que llevó la firma de Al-Qaida.

Quizás los pronósticos para la próxima década no se han hecho claramente aún. Pero ese alentador salvavidas emocional que cada ser humano lleva dentro y que se llama esperanza, indica que comenzando en el 2010, las cosas serán mejores. Amén.

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