por Pepe Forte/editor del Canal de Autos y del Canal de Viajes
de iFriedegg.com, y conductor de AUTOMANIA,
programa radial dominical
de Automovilismo por WQBA 1140 AM,
y EL ATICO DE PEPE por WAQI 710 AM
ambas emisoras de UNIVISIÓN RADIO.
 

Es debatible: Más de un historiador (y también el más común de los ciudadanos) asegura que los autos más famosos y reconocibles de la historia son el Ford Modelo T, el Jeep (Wrangler) y el VW Beetle… pero en 1999, una entidad dijo que el segundo coche más influyente de la historia de la humanidad es el Mini Cooper.

Hmmm… podría ser... (además, nótese que dijo influyente)…

El Mini Cooper (el original, no la reciclada versión contemporánea) es sin duda un ícono generacional, un coche con una historia interesante y, por si fuera poco, ha de admitirse su inmortalización por lo menos en dos registros fílmicos: en la película Magical Mystery Tour, de Los Beatles, de 1967, y en la serie de comedias del tonto personaje de Mr. Bean, protagonizado por el actor inglés Rowan Atkinson (by the way, cada uno de los chicos de Liverpool tuvo un Mini).

Aunque hay quien cree que el Mini fue la respuesta británica al Volkswagen, ideado durante el gobierno hitleriano en 1937 para dotar a cada ciudadano de alemán de un coche asequible, confiable y eficiente que llenase elementalmente sus necesidades de transportación, en realidad el autito inglés es más resultado de la Guerra Fría que de un propósito dado y, si de réplica se trató, lo fue más contra otros ¿autos? germanos, como ya veremos...

El vehículo vio la luz cuando en el verano de 1959, British Motor Corporation (o BMC por sus siglas) lanzó el pequeño y barato Mark I Mini, que se convirtió inmediatamente en el más grande best-seller de los carros ingleses.

Ocurrió que en agosto de 1956, el por entonces presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, que tenía lazos con el mundo comunista, nacionalizó el Canal de Suez en represalia a la congelación de fondos de Estados Unidos y de Inglaterra para la construcción de una nueva represa egipcia, y así Europa comenzó a experimentar carencia de gasolina. Con tal de palear la situación, Sir Leonard Lord, director de BMC, nacida de la reciente fusión de Austin y Morris en 1952, ideó la creación de un coche económico y eficiente.

"God damn these bloody awful German bubble cars.
We must drive them out of the streets by designing
a proper miniature car".

-Sir Leonard Lord
 

Lord odiaba la invasión teutona de los tan de moda “coches burbuja” de entonces, el BMW Isetta 300 y el Messerschmitt Kabinenroller KR 200 entre otros, que sí fueron la contesta alemana al embargo petrolero árabe, llevando todavía más al extremo el concepto del VW en todo sentido.

Por eso Lord, cuando ordenó la construcción del Mini dijo, ¡ni una pulgada menos!, exigiendo que el vehículo cupiera en una caja de 10x4x4 pies (3.0x1.2x1.2 metros), y que los pasajeros empleasen 6 pies de los 10 de largo de coche, lo que correspondía más o menos a 80% de la planta del vehículo.

Para lograr ese milagro, hubo de acudirse a soluciones revolucionarias, como ubicar el radiador lateralmente a la izquierda con tal de ganar espacio. Esto tenía la desventaja de que el sistema de ignición estaba más expuesto a la lluvia que se colaba a través de la parrilla delantera, y que el aire que el radiador tenía que refrescar, en parte había pasado ya por el motor, calentándose.
De modo que cuando rompió a la venta, de lo que podríamos considerar un auto normal de producción —no una motocicleta convertida en carro como los bubble cars alemanes—, el Mini fue el automóvil “normal” más pequeño del mundo, más chiquito aún que el Fiat 500 que debutó dos años antes que él.
Y esa exigencia de talla quien tuvo que resolverla fue el inmigrante turco Alec Issigonis, estilista automotriz (su nombre completo era Alexander Arnold Constantine Issigonis; nació en 1906 y murió en 1988).
Issigonis fue el elegido porque ostentaba en su haber el gran éxito obtenido con el diseño de otro coche inglés, el pequeño Morris Minor.
El desarrollo del Mini comenzó bajo un gran secreto en 1957. El proyecto se conoció como ADO15, acronismo por Austin Drawing Office o Amalgamated Drawing Office. El número 15 significaba el ordinal del proyecto.

En apenas dos años el vehículo materializó. El prototipo, conocido cariñosamente como La Caja Anaranjada, porque ése era el color que llevaba, fue presentado en octubre de 1957.

Inmediatamente comenzó la producción en serie en las plantas de Longbridge, en Birmingham, y Cowley, en Oxford.

La versión de producción fue mostrada a la prensa en abril de 1959, y el 26 de agosto de ese mismo año Mini fue anunciado oficialmente al público. La primera unidad fue registrada como 621 AOK, y hoy se encuentra en exhibición en el Heritage Motor Centre en Warwickshire.

Para entonces, unas 2 mil unidades ya habían sido exportadas a los mercados. En cuanto a Estados Unidos, el primer Mini se vendió a una familia de Arlington, en Texas, en el mismo 1959.

El producto final terminó con un motor convencional de BMC, de la Serie A. Era un 4 cilindros de 848 cc, que generaba un anémico puñado de caballos de fuerza, pero según fueron pasando los años, las cilindradas ascendieron a 970, 997, 998, 1071, 1098, y 1275 cc. Se enfriaba por agua, y estaba montado transversalmente. Mecánicamente hablando, Lord e Issigonis alejaron al Mini todo lo que pudieron de los conceptos de la ingeniería alemana de los minicars.

La transmisión era manual, delantera, de 4 velocidades, pero en 1965 se ofreció automática por primera vez. Posteriormente, la manual ascendió a 5 marchas. La velocidad máxima: 115 kilómetros por hora, que son unas 72 mph.

La suspensión, también distinta: en vez de muelles, empleaba conos de caucho, y no era lo mullida que su naturaleza supondría, sino todo lo contrario.

Los aros de las ruedas, muy pequeños, Issigonis los plasmó en el tablero de dibujo de tan sólo 8 pulgadas. Para calzarlos con neumáticos, el diseñador contactó a Dunlop, pero la firma se negó a tan breve medida y dijo que lo menos que desarrollaría serían 10 pulgadas. De esa medida terminaron siendo los cauchos del flamante Mini.

Acomodaba 4 pasajeros y aún reservaba un modesto espacio para equipaje detrás.

Cuando hace años el “nuevo” Mini, mucho más grande, llegó al mercado, un doctor inglés le reveló al editor de este website que, como el interior del Mini era tan comprimido, desencadenaba en el conductor una condición ósea en una rodilla consecuencia de la cantidad de horas de la pose de manejo. ¿Alguien tiene aspirinas para Mr. Bean, por favor?

La carrocería era modesta, aunque no podría decirse que fuese particularmente fea. El coche tenía dos puertas (o tres, si miramos así a la trasera para el tercio de carga como tal se considera en Europa), y los cristales de las puertas delanteras eran deslizantes horizontalmente. Esto posibilitó que los paneles interiores de las puertas incluyesen un modesto bolsillo... ¡en el que cabía una botella de ginebra Gordon's según lo decidió Issigonis!

Y el interior no podía ser más simple ni discreto. ¿Hablar de pizarra, consola o tablero de instrumentos? ¡Qué va, podría ser todo un exceso!

El Mini Mark I debutante se vendió inicialmente por $800, y bajo dos nombres: Morris Mini-Minor, y Austin Seven (así, con letras, no con número).

Ambos vehículos eran idénticos excepto por la parrilla, pero para 1962 se unificaron bajo Mini. Mas establecer ese nombre tuvo sus tropiezos legales, porque en los años 50 ya lo había usado Morris, y también el estrambótico triciclo inglés Bond de Sharp's Commercials Ltd.
Y aunque hemos estado citando al coche como Mini Cooper, en realidad este doble nombre lo adquirió como el apellido del marido la casadera después del matrimonio al producirse luego la versión deportiva creada por el fabricante de bólidos John Cooper (1923-2000).
El vehículo fue un éxito instantáneo de ventas. Para 1960 se habían producido 1 millón 190 mil Minis. Intrigado, Ford adquirió una unidad, que desmateló, y llegó a la conclusión de que Mini perdía £30 por carro. En respuesta, sacó el Ford Cortina, más grande pero pretendidamente igual de económico. Mini sobrevivió, el Cortina, no...

Pero pronto el Mini comenzó a pasar de mano en mano en lo que a manufactura respecta, y así tuvo varios nombres como Austin 850; Austin Partner; Austin Mini; Austin Seven; Leyland Mini; Morris 850; Morris Mascot; Morris Mini; Riley Elf; Rover Mini; Wolseley 1000, y Wolseley Hornet, según sus diversas etapas en que su diseño esencial se mantuvo con discretas modificaciones e incremento de talla bajo la égida en casa de British Motor Corporation, British Leyland, y Rover Group.

Mientras, en ultramar lo hizo en Innocenti, en Italia —Autobianchi además lo imitó—, y en las extensiones británicas en Pamplona, España; en Seneffe, Bélgica; ; en Australia; en Nueva Zelandia; en en Sudáfrica, y hasta en Venezuela y en Chile, en América Latina.

¿Las variantes? ¡Oh!, fueron muchas: El Countryman, más largo, tipo woody, como el célebre Ford de 1940; el Mini Van; el todoterreno Moke; el Mini Pick-Up; el Clubman, los Mark III; IV; V; VI y VII, y el dinámico deportivo S.

Lo interesante es que en Inglaterra se produjo todo el tiempo entre 1959 y el año 2000, en las dos mismas plantas de Cowley y Longbridge.

Pero con los años y a pesar de su popularidad (y de lo que pudo hacer —o no— por él Mr. Bean), Mini empezó a dar traspiés, especialmente porque para 1994 su propietaria, Rover, estaba sufriendo pérdidas masivas, y ahí fue que comenzó el traspaso a BMW, que continuó fabricando cuatro versiones ahora bajo el nombre de MINI (lo mismo, pero en mayúsculas), a saber, el Classic 7; el Classic Cooper; el Sport, y el Knightsbridge.

El último Mini de una era, una unidad roja del Cooper Sport, salió de la línea de montaje el 4 de octubre del 2000 y fue obsequiado a la entidad British Motor Industry Heritage Trust, en diciembre de ese año. Hasta ese momento, se habían fabricado un total de 5 millones 387 mil 862 Minis.

A pesar de la cantidad de Minis que se han fabricado, para sorpresa del visitante, que apostaría a que vería muchos en rodando aún en Inglaterra, en verdad no es así.

Este Mini fue fotografiado por el autor de este artículo en Notting Hill, en diciembre del 2007. Increíblemente, hasta ese instante de la visita... ¡había visto más Citroëns 2CV6 en Londres, que Minis!
 
Al año próximo de la clausura de la producción del que podríamos llamar el modelo evolutivo histórico de Mini, debutó el "nuevo", en plena efervescencia de la onda retro, basado en el original, como ocurrió en 1999 con the new Beetle, y algunos otros coches nostálgicos de su diseño de cuna, sólo que mucho más grande y más capaz, y otra vez, como en sus inicios, fue un éxito en ventas.

Y, siendo tan diminuto, ¿era seguro el Mini? Interrogado al respecto, Issigonis circunvaló la pregunta ripostando que sus autos —el Mini incluido— fueron diseñados con énfasis en los que se llama seguridad activa, y puntualmente dijo, “hago mis carros con frenos y una dirección tan buena, que si quienes los manejan se ven envueltos en un accidente, la culpa es de ellos”. Pero Isigonis ignoró que la preocupación de la gente es la relación impacto-talla en una colisión…

En realidad, el Mini era una papa caliente para los abogados de su supuesta seguridad. En el 2007, una revista colocó retrospectivamente al Mini modelo City que empezó a fabricarse desde 1983 entre los 10 peores en lo que a safety respecta —el coche fue acompañado en la nómina por otros carros pequeños como el Fiat Panda 900, el Yugo 45, y el Citroen 2CV6—. El Departamento de Transporte de Gran Bretaña otorgó al Mini 1999-2000 un 86% de un mínimo tolerable de 76, de posibilidades de que un conductor o pasajero resultase herido a bordo del vehículo en un choque de dos carros.

El auto dejó de venderse en EEUU desde 1968 sin embargo no por particularmente inseguro, sino por contaminante, cuando las normas de emisiones del país lo descalificaron. Empero continuó vendiéndose así en Canadá hasta 1979.

El Mini Cooper que llegó revitalizado al mercado norteamericano en el 2001, es otro vehículo totalmente distinto al original, a mil años luz de las pobres o ninguna características de seguridad del primero de 1959. Por discreción, nuestro consejo es que no le pregunte a Mr. Bean si el Mini que él maneja... tiene bolsas de aire…