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2005 XC90 V-8: El VOLVO que siempre debió existir

por PEPE FORTE/editor de iFriedegg y conductor de AUTOMANIA en WQBA 1140 AM Univision Radio. Miembro de SAMA.

“El Hombre que Nunca Existió” es una novela a partir de la cual se filmó en los años 50 la película homónima sobre la operación “Mincemeat” que, efectuada por los Aliados en la Segunda Guerra mundial logró despistar al ejercito nazi y le hizo desviar las tropas a un punto distinto del que en realidad las necesitaban. El hombre que nunca existió fue el cadáver de un soldado británico al que se le cambió la identidad para conseguir el engaño. Pues bien, con su nueva versión V-8, iéndole a la contraria al título de la novella/película, éste es el Volvo XC90 que siempre debió existir, y no hay engaño…

Presentado en exclusiva en el Autoshow de París y a la venta en Estados Unidos desde principios de febrero de este año, el Volvo XC90 llega a la mayoría de edad dotado de un poderoso y refinado motor de 8 cilindros en V.

Volvo parece ser una compañía que gusta de sumar de uno en uno. Primero, fueron cuatro cilindros, luego 5, más tarde 6 y ahora 8 (bueno, se saltó el 7, pero qué más da). Por primera vez en sus poco más de 70 años de existencia, el fabricante sueco, célebre mundialmente no sólo por sus características de ergonomía y seguridad, sino por su consciencia por el medio ambiente ahora se despliega en el terreno que toda la vida etiquetó de los grandes norteamericanos: el motor V-8. ¿Y por qué, porque se ha fundido a Ford? No exactamente. Mas bien porque hoy el fabricante que deje de hacer lo que los demás y no siga las tendencias del momento, está frito. No es cuestión de complejos ni de frustración moral. Simplemente hay que participar. Por otra parte, este motor no es hecho por los norteamericanos, sino por Yamaha, en Japón. ¿Cómo no hacerlo cuando hasta hemos visto que la empresa Volkswagen ha puesto en circulación un espléndido 10 cilindros a bordo del Touareg Diesel?

Con un precio que promedia los $50,000 y por lo que ofrece, el XC90 V-8 se convierte en un serio competidor del Lincoln Navigator y del BMW X5.

Este motor V-8 es paradigma de eficiencia, lo mismo en la relación consumo-potencia que en emisión de gases. Se trata de un verdadero ULEV de bloque de aleación, de 4.4 litros tipo DOHC con Variable Valve Timing y 4 válvulas por cilindro, que genera 311 caballos de fuerza y 325 lb x’ de torsión.

Parafraseando a Neil Armstrong: un gran salto para Volvo pues, si comparado con el 6 en línea anterior, de 2.9 litros con 268 caballos de fuerza y 280 libras de torque, los números de ahora lo dicen todo. Este motor, por otro lado, está acoplado a una trasmisión automática de 6 velocidades dotada de override manual. ¿Cuánto de 0 a 60? Pues unos 7 segundos. Pero todavía quedan más interrogantes por responder. Como: ¿necesitaba Volvo un V-8?

Volvo goza de ser el utilitario deportivo europeo mejor vendido en Estados Unidos desde su salida al mercado, podríamos decir que ayer por la tarde. Vende mejor que el X5, que el Cayenne y que el Touareg al que, por cierto no le ha ido nada mal. El año pasado más de 25 mil nuevos 90’s de Volvo decoraron los garajes y driveways de las casas en Estados Unidos. Y nadie se ha quejado del rendimiento del 6 cilindros, hasta ahora en venta. La respuesta podría estar en el inextinguible apetito por los V-8 del consumidor norteamericano en lo que a SUV’s respecta, sin importar los precios en alza de la gasolina, que me atrevo a vaticinar que están por estabilizarse a un promedio de $2.10 para la premium (por lo menos mientras no se nos ocurra declararle la guerra a… ¿Cuba?). ¿Quiere una razón estadística?: 30% de los utilitarios que se venden en tierra norteamericana son V-8.

Como siempre, la ingeniería Volvo sorprende. No se trata de poner bajo el capó un V-8 y ya. No. el reto fue desarrollar y acomodar un 8 en V, ¡transversal!, en el ya existente compartimiento que acomodaba al anterior 6… sin comprometer las proverbiales características de seguridad del fabricante sueco o limitar el radio de giro del vehículo. En este caso y por la naturaleza del auto, léase probabilidades de vuelco. Volvo entonces, en vez de banquear los cilindros en 90º, lo hizo en 60. Claro que, para sorpresa del lector (y muy inteligentemente, por cierto) Volvo no decidió jugárselas por sí solo, sino que acudió, como ya dijimos arriba, a Yamaha, que posee la experiencia previa en V-8’s compactos con bancadas de 60º, cuando le construyó a Ford un motor semejante a mediados de los 90 para su Taurus SHO. Entre otros resultados favorables del hecho, este motor pesa poco, alrededor de 420 libras.

Vamos ahora al consumo. Ciertamente no es el de un Toyota Prius. Mi unidad de pruebas revelaba en la etiqueta 14mpg en la ciudad y 20 en la carretera. El segundo número alienta… el primero, asusta un poco. Pero no se trata de cifras criticables, pues además mejora, aunque por poco, la de otras cilindradas semejantes y hasta inferiores.

La eficiente transmisión AWD de Haldex, ha sido mejorada para enfrentar superficies que retan la tracción para una respuesta eficaz que se traducen en seguridad. En cuanto a estilo exterior, pocas son las diferencias identificables entre los precedentes XC90’s y el presente. Las letras cromadas con el anagrama V8 son exhibidas en la parrilla delantera, así como un contorno cromado decora una ranura en el parachoques al centro, justo debajo de la parrilla principal. Igualmente, los aros de 18″ y las manijas de las puertas y las molduras a lo largo de la carrocería, que son del mismo color del vehículo, son distintivos del V-8. Detrás, como en esos acertijos de “Halle los 7 Detalles”, sirven de identificación las toberas dobles del escape. Pero donde se hacen patentes las diferencias entre el 6 y el 8 es en el rodaje.

El V-8 se siente potente, de arrancada vigorosa, cuando se oprime el pedal de la aceleración y, a la vez, el auto viaja con una fluidez que, calificarla de sedosa, no es suficiente. La dirección es tan suave como las de los grandes coches americanos de los 70, un feeling que no es del gusto de la gente con paladar europeo al conducir, pero que parece ahora, después de eliminado de casi la mayoría de los autos en los pasados 10 años, que hace un regreso triunfal.

Por dentro el 8 no es distinto para nada del 6. Es muy pronto para cambios. Este XC90 conserva el interior ergonómico, lujoso y racional del modelo precedente y paralelo, con una armoniosa combinación de acentos en madera y aluminio mínimos. La consola central es inclinada y accesible. La visibilidad delantera es estupenda y me complace sobremanera el parabrisas, de diseño angular en las esquinas. Sólo me molesta un poco la cercanía del retrovisor central respecto de la cabeza del conductor.

El XC90 ofrece tres filas de asientos, estándar. La última es cómoda pero no para viajes largos, a menos que se trate de niños. Representa el peor momento si es comparada con la otras dos. Es una progresión lineal en detrimento, de delante hacia atrás: la primera fila de asientos es la mejor, la segunda inferior a la primera, y la tercera inferior a la segunda. Como las tres versiones de The Godfather. El acceso a la tercera fila, a pesar de que puede abatirse la espalda de la segunda fila y desplazar la butaca hacia adelante, no garantiza una entrada carente de ciertas dotes de contorsionista.

Manipulando este segundo asiento tuve ciertas dificultades y uno de los pasajeros que hubo de irse allá atrás no supo cómo moverla y llegó un momento en que la espalda del asiento se trancó. Pero el espacio de carga trasero, aún con la tercera fila de asientos desplegada ofrece cierta amplitud. Con la segunda y tercera filas abatidas, el espacio de carga interior crece hasta 85 pies cúbicos. La puerta trasera está divida en dos, horizontalmente. Aunque se trata de una solución que requiere dos manipulaciones, el tabique que ofrece sin abrir la puerta inferior garantiza que las mercancías o equipaje, en el momento de colocarlos allí, no se vengan al piso como ocurre con el baúl de ciertos sedanes. En un momento no me pareció útil. Ahora, lo aplaudo.

En cuanto a electrónica puede optarse por una versión suprema con GPS y centro de entretenimiento con pantallas duales para las filas traseras, que opera independientemente de la consola para los pasajeros delanteros. Además, el insuperable estéreo Dolby Pro-Logic con altavoz central. Un verdadero Surround Sound sobre ruedas. El CD player toca 6 discos, y cuenta con controles de audio en el volante.

El climatizador es automático con controles duales, los asientos eléctricos posibilitan 8 posiciones de ajuste, y son térmicos con memoria.

La seguridad sigue siendo prioridad de Volvo en el XC90 V-8. Ofrece frenos ABS de 4 canales con EBD (Electronic Brake Distribution), EBA (Electronic Brake Assistance), DSTC (Dynamic Stability & Traction Control), RSC (Roll Stability Control), y ROPS (Roll-Over Protection System), todo lo cual hace del XC90 un auto preparado para las peores circunstancias, manteniéndose en control todo el tiempo. Las bolsas de aire frontales y laterales son inteligentes y de despliegue en vaticinio cuando la electrónica del vehículo se anticipa a colisión y/o vuelco, y permanecen infladas hasta por tres vueltas completas para protección de sus ocupantes.

Se suma el sistema WHIPS o Whiplash Protection Seating. Es importante no obviar que la tercera fila de asientos no queda fuera del alcance de las bolsas de aire.

Este Volvo, ágil, lujoso, seguro y silencioso, es una de las alternativas mas recompensadoras en el mercado actual de los SUV’s. El riesgo que pudo correr Volvo al participar del segmento valió la pena. Del reto, ha salido triunfador el fabricante escandinavo, por la puerta ancha. Ahora con su motor V-8, este es el XC90 que siempre debió existir. Esperamos que no deje de hacerlo.