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GMC TERRAIN 2010:
Entre dos primos...

por PEPE FORTE/Editor del Canal de Autos de iFriedegg.com y conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA Univisión Radio. • Miembro de SAMA

Posted on Nov.8/2009.

Más allá del debate de si entre las medidas que General Motors debió tomar alrededor de la bancarrota estaba liquidar GMC, o de si no debe volver a cometer el pecado de duplicar productos, si nos concentramos en el vehículo como tal, quedamos satisfechos y menos preocupados. Nos referimos al debutante GMC Terrain que se beneficia de toda la estructura que le presta el también totalmente nuevo Chevrolet Equinox.

Es un carro del 2010, con un innegable aspecto atractivo, que mezcla un poco de las redondeces que tras casi 20 años in ya va abandonando el diseño automotriz, con soluciones angulares. La parrilla del Terrain es inobviable, cromada, y sin duda no sólo por la grandes letras GMC en rojo al frente sino por su look, denuncia inequívocamente que es un carro de esa marca.

Otro aspecto que llama la atención por fuera es el contorno de la bóvedas de las ruedas, que en vez de ser de arco es más bien cuadrado con los angulares ligeramente curvos.

Por dentro el GMC es agradable. Y puede que hasta sofisticado en el modelo superior, que armoniza por lo menos dos colores de polímeros con acentos tipo aluminio. La pizarra está bien diseñada, y es bastante racional. Y tengo que subrayar que en la consola central la botonería para el audio y el climatizador, el acabado tiene la exquisitez de un buen equipo de sonido para la casa. Eso, no se ve todos los días y, penosamente, en GM hace unos pocos años, ni soñarlo (dígase lo que se diga, este periodista de automovilismo piensa que la resurrección de General Motors ha comenzado de dentro hacia fuera…).

En esta consola, la entrada del CD es súper discreta, como que separada de ese conjunto, al punto que cuesta trabajo hallarla. Y los relojes del velocímetro y taquímetro, contorneados por un marco cromado son de configuración dual tipo los del Camaro o del Lacrosse, pero menos más modestos. Los plásticos en general son duros, pero aun así agradables.

A criticar —de nuevo… HHR déja vu…— el excesivo ancho del pilar A, sobre todo en su parte más baja, cuando se une a la pizarra y al borde inferior de la ventanilla donde se proyecta el retrovisor.

(Casi) todo incluido...

Lo interesante del Terrain es que casi todas sus virtudes son estándar, como se aprecia en un comercial de TV que está rodando todavía.

El GMC Terrain, a pesar de su nombre, no es específicamente un vehículo Off-Road, sino un crososover de vocación citadina como la mayoría de ellos. Pero no se niega a la espontánea propuesta de un barbecue un poco más allá del borde de la carretera. Puede ayudarlo a una escapadita sobre terreno difícil su moderado clearance, pero sobre todo la talla de sus neumáticos, aspecto éste último que, sin embargo, muchos de mis colegas consideran demasiado grande para este vehículo. Sin duda, esto altera la marcha del carro, que se siente pesado.

Viene en dos motores; un 4 cilindros base de buen torque con una aceleración competitiva y una gran eficiencia, capaz de generar 182hp y 172 LxP de torsión, y un V-6 —que fue el de mi unidad de pruebas, de 3.0 litros y 264hp y 222 de torque. Este motor rinde 17mpg en la ciudad y 24 en la autopista, mientras que el 4 cilindros hace 22 y 32. El V-6 tiene una capacidad de arrastre de 3,500 libras. Ambos motores conectan a transmnison automática de 6 velocidades, que se pueden gobernar manualmente gracias a un botón integrado a un lado de la palanca, operable por el pulgar derecho. Está disponible en versión AWD.

Como todo buen producto de GM, viene en varios sabores: los modelos a escoger son el SLE-1, SLE-2, SLT-1 y SLT-2. Tal cual anticipamos, el Terrain ofrece standard muchos features que en otros vehículos son opcionales como: aros de 17 pulgadas; retrovisores térmicos; computadora de viaje; “power everything”, es decir, ventanillas, pestillos, asientos, etc.; volante articulado y telescópico, bancada trasera deslizable y reclinable, cámara de marcha atrás con visión incorporada al retrovisor y, en el caso del SLE-2, climatizador automático, estéreo Pioneer de 8 altavoces, conexión Bluetooth y para iPod, además de ruedas de 18 pulgadas.

Equipamiento opcional sube pues a GPS, sistema de entretenimiento para los asientos traseros, sensores de estacionamiento, un disco duro de 40GB, sunroof y —how clever!— puerta trasera eléctrica con altura controlable en dos pasos, ideal para no golpear el dintel del garaje de casa, si es bajo. Esta característica la importa del nuevo Cadillac SRX.

En cuanto a seguridad, el Terrain trae bolsas de aire delanteras y laterales de cortina y, no podía faltar, el insuperable sistema de comunicación de auxilio y emergencia OnStar.

Como en boxeo, el Terrain viene a pelear en la misma división del Rav-4, CR-V y Rogue, del lado japonés.

En cuanto a manejo, me pareció un poco pesado al principio. Después de algunos días a su volante comencé a descubrir su ligereza y a ver más claramente que además del legado que obtiene del nuevo Equinox, es una especie de eslabón perdido entre éste y el Cadillac SRX, aunque éste último no comparte estructura con el Terrain. Su radio de giro es pésimo. Uno cae en aprietos en U-turns en calles de dos sendas (“¡quítate de en medio, idiota!” o, “¿quién te enseñó a manejar, tu abuela?”, imagina uno que nos grita dentro de su carro el automovilista bloqueado por nosotros mientras negociamos con los "tres puntos" la curva). Pero es cómodo y silencioso dentro. Se accede fácilmente a él y, muy importante, es un vehículo muy eficiente en consumo de gasolina si atendemos a su talla.

Con un precio que va desde los 25 a los 30 mil, representa una buena alternativa americana para un segmento invadido desde hace mucho tiempo por los fabricantes asiáticos. Hasta hace muy poco, en realidad, GM no tenía mucho con qué competir en esa liga. Pero ahora con la dupleta Equinox-Terrain el grande de Detroit puede entrar sin miedo al ruedo y eso es algo que, definitivamente, tenemos que celebrar con este lanzamiento. Cerrando con un merecido juego de palabras, en el terreno de los crossovers, el Terrain aterriza con tino.