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Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA
que se transmite cada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET
por WQBA 1140 AM,
y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes de 5:00pm a 6:00pm ET,
por WAQI 710 AM,
en Miami, Florida, ambas emisoras de UNIVISION AMERICA
(
Las composiciones fotográsficas son del autor)

July 12/2012

El año 2012 encarna aniversarios redondos de hechos memorables de diversa índole del siglo XX: El centenario del naufragio del Titanic; el cincuentenario de la Crisis de los Misiles en Cuba; cuarenta años del estreno del filme The Godfather; setenta del de “Casablanca”, y cincuenta años del nacimiento de Los Beatles. Y el 2012, también se anota cinco décadas de The Rolling Stones, que debutó en el Marquee Club de Londres, el 12 de julio de 1962.

The Rolling Stones bien merecería que se le reconociese con un nombre seco y simple que lo resume todo: La Banda.

¿Por qué? The Rolling Stones representa la quinta essentia de la banda de rock and roll. No sólo porque es la más longeva de la historia, sino porque su longevidad se basa en cincuenta años consecutivos en activo, ininterrumpidamente, y prácticamente apoyándose en el line-up original. Hay varias agrupaciones de rock que en breve cumplirían igualmente 50 años, como Chicago, Deep Purple, Led Zeppelin, The Eagles… pero o bien han registrado hiatos en su trayectoria, su estructura original ha sido tan alterada con la salida y entrada de veteranos y nuevos integrantes, o están tan menguadas en miembros, que no califican para las bodas de oro que los Stones sí pueden celebrar.

“La banda” porque, además, conserva la estructura típica de una agrupación de rock and roll, guitarra y bajo eléctricos, batería, y una voz reconocible y con timbre para el género.

“La banda”, porque ha supervivido a toda moda, sonoridades y generaciones, para mantener su auténtico “ruido” y aún así no haber envejecido, además de cautivar nuevos y más jóvenes fans.

Los Rolling Stones eran un sexteto en los tiempos de su fundación. La alineación original incluía a Mick Jagger (Michael Phillip Jagger, 26 de julio de 1943, que hoy es sir), voz; Keith Richard (18 de diciembre de 1943), guitarra; Brian Jones, guitarra; Ian Stewart, piano; Dick Taylor, bajo, y Tony Chapman, batería. Esta estructura se disolvería casi en su propio génesis. Pronto fueron cinco, y finalmente cuatro.

La primera baja sensible fue la de Brian Jones, un caso paralelo al de Sid Barret en Pink Floyd: las drogas le convirtieron en un músico inoperante que sus compañeros tuvieron que echar de la banda, para morir más tarde ahogado en una piscina, por fallo hepático y cardíaco por el exceso de barbitúricos.

Brian fue reemplazado en vida por Mick Taylor, pero desde 1974 el propio Taylor fue sustituido —hasta hoy— por Ron Wood, que venía de compartir cuerdas con Jeff Beck y Rod Stewart. Los Rolling Stones del cincuentenario son Mick, Keith, Ron, y el baterista Charlie Watts.

El nombre The Rolling Stones nace de una entrevista que un periódico le estaba haciendo telefónicamente a Brian Jones. Cuando del otro lado de la línea le preguntaron al guitarrista que cómo se llama la agrupación, éste descubrió en el suelo junto a él un 45rpm de la discográfica norteamericana Chess con la canción Rollin’ Stone, del célebre intérprete de blues Muddy Waters…

Posteriormente su manager corregiría el slang por The ROLLING Stones, al agregar la g perdida por el apóstrofe en el gerundio.

El significado de Rolling Stones en una pésima y frecuente traducción al español no es “piedras rodantes”. Es —o puede ser— “trotamundo”. La palabra trotamundo, en su más noble acepción en castellano significa aventurero, con todo el fulgor y entusiasmo de que el vocablo es capaz, y hasta bohemio. Pero en la lengua de Shakespeare puede pintar un panorama totalmente distinto.

El término de rolling stone está muy enraizado en el mundo afroamericano. Tras años de esclavitud primero y de discriminación racial y ghetto después, tal cual describe la canción Papa Was a Rolling Stone, las circunstancias parieron en algunos casos un hombre negro irresponsable y negligente como padre y marido. “Mamá dice que papá era un trotamundo; donde quiera que pone el sombrero ahí está su hogar”, es el estribillo de la citada melodía de Temptations, que es todo un documento social.

El logo de la banda, el de la lengua afuera desde unos labios voluminosos, que remeda la bocaza de Jagger, también tiene una historia interesante. Es un atribución indebida la de la autoría de Andy Warhol, la figura cimera del Pop Art. Warhol diseñó la cubierta del disco Sticky Fingers, que presenta un close up frontal de la bragueta de un jeans que viste un hombre. Es la época dorada de las carátulas de los vinilo: el zipper se desplaza y todo…debutantes.

El emblema aparece por primera vez en este disco, pero en realidad lo ejecutó John Pasche, a partir del original de Ernie Cefalu.

Mientras, Los Beatles se habían adelantado con su manzana…est

La comparación con Los Beatles es inevitable aunque acaso fútil.

Ambas bandas son inglesas, pero distintas en sabor, posiblemente a consecuencia del acento regional. Los Beatles son de Liverpool, y por tanto permeados del llamado Merseyside sound, mientras que The Stones, mayormente del área de Londres, recibieron otra pátina en la cuna. En dos palabras, The Beatles fueron más pop… The Stones más rock and roll.

De todas maneras, las dos bandas cruzaron la acera o lanzaron piedras a la opuesta: hay episodios pop en Rolling Stones y capítulos rock en The Beatles, especialmente hallados en éstos en Abbey Road, su último disco de studio concebido como una suite dividida en dos: el lado pop responsabilidad de Paul McCartney, y el lado rock, de John Lennon.

Y en esta comparación Beatles-Rolling Stones aflora de nuevo la vocación por la inmutabilidad rocanrolística de The Rolling Stones, pues mientras se aprecia fácilmente que —a grandes saltos— no son los mismos Beatles los de Love Me Do, que los de Eleonor Rigby, que los de Hey Jude y los de Get Back, por el contrario, los Stones en sonido sí son —casi— los mismos por ejemplo, de 1967 que de 1997. Los elementos básicos de la fórmula de una canción del 67 como Let’s Spend the Night Together, del disco Between the Bottons, están presentes en Low Down, de Bridges to Babylon, de 1997, treinta años después.

En tanto que Los Beatles fueron cambiando, evolucionando, reinventándose, sofisticándose, Los Rolling Stones se mantuvieron apegados a su core esencial. Los Rolling Stones no se dejaron seducir jamás por la revolución de los teclados. Los Beatles ya venían usando el Mellotron (Tomorrow Never Knows; Strawberry Fields Forever; Magical Mystery Tour…), el precursor del sintetizador. De haber supervivido la década de los 70, es muy probable entonces que The Beatles hubiese sucumbido a la fiebre de los sintetizadores en de los 80, y que George Harrison se habría marchado con su guitarra a otra parte. En ese decenio hasta Chicago perdió su bien empastada y característica cuerda de vientos, sustituida por los prodigiosos teclados de entonces.

Y la sequedad de los Stones también incluía el look, comparados con Los Beatles: éstos reciclaron su apariencia en aquella secuencia de jeans y jacket-moptops-trajes con cuello corbata-pantalones apretados-cabellos largos-barba y bigote… Los otros, no; se quedaron con una imagen hippie que todavía prevalece.

Pero, a pesar de los contrastes, Los Beatles y Los Rolling Stones nunca fueron enemigos. Quizás porque el protagonismo de los Fab 4 era tan grande que no dejaba espacio para la rivalidad… a pesar del críptico mensaje del muñeco con la leyenda Welcome The Rolling Stones en la portada de Seargent Pepper’s Lonely Heart Club Band.

Cuando el 25 de junio de 1967 el mundo estrenó la transmisión de televisión por satélite con la interpretación en vivo de Los Beatles de su himno de paz All You Need is Love, allí estaba entusiasta en el público Mick Jagger, coreando la canción con una chaqueta con la efigie de Lennon en la espalda. Sólo los ingleses son capaces de algo así…

Probablemente el único duelo entre los chicos de Liverpool y los de Londres haya sido el del título del disco Let It Bleed de The Rolling Stones, y Let It Be, de The Beatles, cuasi homónimos, ambos grabados en 1969 (hay que acotar que Let It Be sin embargo salió al mercado en 1970).se.

Y aunque la fama de Los Beatles era inconmensurable a través de sus hits y sus discos, Los Rolling Stones también decoraban su propio camino con un rosario de éxitos y placas entre los que sobresalen como LP’s Beggars Banquet y The Satanic Majesty Request, y más de 40 canciones inolvidables, como Jumpin’ Jack Flash; Honky Tonk Women; Gimme Shelter, y la antológica Satisfaction… ubicada en el decoroso No. 2 de la lista de las 500 mejores canciones de la historia del rock and roll de la revista Rolling Stone.

Tras la “desintegración” de Los Beatles —como se le llamó entonces al hecho—, Los Rolling Stones prevalecieron como banda, y en la década de los 70 entregaron dos discos vibrantes: el ya citado Sticky Fingers (1971) que incluye la energética Brown Sugar —que para algo se llama “Azúcar Parda”—, y Some Girls (1978), probablemente su mejor placa siempre, por si fuera poco otra vez con una portada de colección.

Para entonces ya se sabía que Los Rolling Stones merecían un puesto en la vitrina.

Llamados íntimamente en inglés como The Stones, y cariñosamente en español como Los Rolling, The Rolling Stones ilustran musicalmente una era y representan su banda sonora —el fin de semana en que Paint It Black alcanzó el No. 1 en los charts en Estados Unidos en 1966, fue uno cruento en la guerra de Viet-Nam.

Con la eléctrica gestualidad de Mick Jagger —el único que se le aproxima un poco en su expresión corporal es Steve Tyler, de Aerosmith—, Los Rolling Stones son sobre todo un colmillo en la dentadura de la incisiva década de los sesenta, cuando los jóvenes del mundo por primera vez lo fueron de verdad y se graduaron de ello después que Elvis les diese las primeras lecciones de rebeldía en los 50.

Los múltiples surcos de los rostros de Mick, Keith y Ron, más que las del palimpsesto que imponen la vida y el cuerpo, son las cicatrices de los excesos predilectos del rock and roll way of life, las drogas, el sexo y el alcohol —¿es ese el orden jerárquico—, pero también las de las mil batallas ganadas a las interminables horas de grabación en los estudios, las ojeras y los desvelos por la composición de canciones, el sudor a cataratas de los conciertos, y los millones de millas de carretera y en aviones. Todo ello para que cinco décadas después, todavía distraída y maquinalmente uno se descubra tarareando las notas más indelebles de I Can Get No Satisfaction al hacer la jardinería en casa un fin de semana de julio del 2012... cuando Apple vende la tercera generación del iPad, Siria se desangra, y las encuestas zigzaguean entre Romney y Obama. The Rolling Stones van a supervivir a estos marcadores de tiempo y otros, cincuenta años más.

 
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