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EL PUNTO

Ahora que estamos a punto de poner punto final al año, cuando con puntualidad esto ocurra a las 12 de la noche —y cada quien está en su punto—, puntualicemos algunos puntos sobre el punto...

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA, y de EL ATICO, diario, por WQBA 1140 AM,
en Miami, Florida, una emisora de Univisión Radio.

Posted on Dec.26/2010

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Sin duda, simple. Y cuando material y visible, la mayoría de las veces es pequeñito. Pero, a pesar de ello, ¡qué grande es! ¿Quién? El punto…

El punto en sí, y la palabra punto en Español(1), difícilmente se desdoblen en tantos significados y aplicaciones en otro idioma como lo hacen en nuestra lengua. Desde su expresión física sobre una superficie hasta lo abstracto, pasando por lo metafórico, el punto encarna un mundo de cosas.

La primera vez que escuché hablar seriamente del punto fue en 1974 de boca de mi profesora de Diseño Gráfico, Nancy Franco, en la Academia de Bella Artes en San Alejandro, en La Habana. Todavía conservo la libreta con su clase de un montón de horas en que el punto, según su perorata puntualmente académica, pasó por la Bauhaus —o acaso viceversa—, por elevadas figuraciones filosóficas y, para mi asombro, hasta se reveló en los cuadros de Mondrian, el último territorio en el cual habría imaginado que pudiese posarse. La sesión, de más de dos turnos, desembocó en un ejercicio gráfico en el que habríamos de ubicar un punto en la desafiante superficie blanca de una cartulina. La maestra —otra vez para mi sorpresa— nos dijo que el punto no tenía que ser necesaria e impecablemente redondo, circular, ni negro.

Para mi satisfacción obtuve luego una de las pocas, poquísimas, calificaciones máximas que en mi existencia escolar he recibido, y que representó para mí una medalla de oro inconmensurable: Un diseñador Gráfico en ciernes que en su adolescencia dibuja el mejor punto de la clase y lo ubica en el sitio perfecto en un espacio en blanco(2).

Desde entonces creo que tengo un romance intelectual con el punto… lo que me ha conducido ahora a repasar su multiplicidad existencial y me invita a recorrer los caminos por los que se va…

Primero: el vocablo punto viene del Latín punctum, el agujero realizado al pinchar. Por eso —¿adivina?— se llama punzón esa herramienta puntiaguda que sirve para hacer hoyuelos como puntos. Ya en Español, el punto crece y se multiplica más ampliamente de lo que, por ejemplo, podría hacerlo en Inglés, porque en la lengua de Shakespeare se disuelve en las palabras point y dot, y hasta en dash. Esto es una paradoja feliz para nuestra historia. Mire usted, el Inglés que, de limitado que es en comparación con el Castellano tiene que otorgarle a una misma palabra varios y distantes significados, como a fly, que significa a la vez mosca, volar y bragueta…

El caso es que desde lo divertido hasta lo más grave, la magnitud de la palabra punto es inmensa.

Para comenzar tenemos que decir que las acepciones más notables y reconocibles del punto son las ortográficas en tanto que signo —sí, eso mismo—, de puntuación. El punto es el rey de éstos, ya solo, repetido o en cofradía con otros. Así, existe el punto y seguido, el punto y aparte, el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos —que son tres, como los Villalobos—, el punto para la abreviatura y, a modo de corona en la manifestación de diéresis para defender el sonido de la u en ciertas sílabas y, mas simplemente, sobre la i. Y justo ahora nos viene a la mente la frase poner los puntos sobre las íes, que significa dejar las cosas en claro.

Como colofón a todas sus gestiones en el lenguaje escrito, el punto final está ahí como el telón que cae al terminar la obra. Después de él, nada más. Por eso la frase poner punto final se emplea cuando queremos destacar que, se acabó…

Justamente siguiendo este camino del punto en tanto que partícipe de expresiones orales, nos encontramos con que hacer un punto o tener un punto —ambas sin duda originarias en el Inglés (make a point)— nos sirven para simbolizar que disponemos de un argumento válido. Y cuando alguien se destaca por una conducta no precisamente plausible, decimos que fulano es un tremendo punto.

Del mismo modo esa persona que siempre acude a una cita o no se ausenta de un lugar, le llaman punto fijo. Y cuando algo ha alcanzado su mejor forma se dice que está en su punto. Como el postre de la abuela...

O como el pedante que se pasó de pesado: mengano está en su punto.

Vamos al punto exige no dar rodeos. Y cuando algo está por suceder o su inminencia es inevitable, se dice a punto de

Sin embargo, el punto no sólo se manifiesta en el mundo de las letras y del habla, sino también, paradójicamente, en el de los números: las Matemáticas utilizan puntos, que definen las cifras. Y el dinero lleva puntos. La puntuación es herramienta para las calificaciones y para el rendimiento en juegos y competencias. En tipografía el punto es una unidad de medida para ver el tamaño de las letras. Y de la Aritmética saltamos a la Física donde, térmicamente hablando, los géneros tiene su punto de fusión, ebullición, congelación, etc. Y volviendo al bello universo de las artes gráficas, ahí tiene usted pues la línea de puntos que, curiosamente muy a menudo, más que compuestas por aquellos, lo están por rayitas o guiones. El rotograbado, hoy extinto, se basaba en una maraña de puntos.

El punto también representa un hito o una etapa: en este punto fue que...

En tejeduría, el punto tiene su protagonismo. Se llama punto a cada enlace de la aguja, y la trama de cada tejido según sus vueltas y aspecto, se llama punto tal o punto más cual. Para seguir en familia, en costura se habla de puntadas, y en cirugía existen los puntos de sutura. En Geografía o en términos de ubicación el punto se emplea genéricamente: de este punto al punto aquel; el punto de desembarco, el punto donde ocurrió aquello…

Y el punto cero, que pertenece primero a la Física mencionada arriba, ha servido para representar ubicaciones clave, como donde hoy está el vacío que una vez llenaron las Torres Gemelas en New York, y en Cuba, el lugar ultrasecretro de residencia ejecutiva de Fidel Castro.

Para saber a dónde vamos y de dónde venimos, la rosa náutica provee los puntos cardinales. Y qué decir, en traslación, del punto de partida y del punto de llegada. Mientras, el punto medio no es tanto la mitad del camino entre la arrancada y la meta —que lo es—, sino una expresión figurada para demostrar que dos partes concuerdan en un asunto o que por encima de sus discrepancias, tienen la voluntad de negociar. También, puede ser el sabor intermedio entre lo dulce y lo salado, o lo frío y lo caliente. El punto medio, ¿quién lo discutiría?, representa el equilibrio.

El punto álgido de una cuestión es la cúspide de un asunto embarazoso. En cambio, el punto de caramelo además de indicar el azúcar fundido, se utiliza para decir que algo ha llegado a pose óptima. Y en sentido figurado si alcanzamos un estadio extremo, arribamos al punto sin retorno.

Del mismo modo, no hay asunto sin puntos —que si se señalan con un puntero, mejor que mejor—, ni razones que no merezcan ser puntualizadas. Precisar explicaciones o estar a tiempo es sinónimo de ser puntual, y la puntualidad, caramba, es mérito de los ingleses.

¿Música? Existen sendas formas populares de ésta en Venezuela y en Panamá que se llaman Punto, y en Cuba el Punto Guajiro es probablemente la proyección más auténtica de la cultura musical en La Isla. Interesantemente, es justo en la música que el punto puede tener su contrapartida… nada más y nada menos que en el contrapunto, que se refiere a formas polifónicas mediante el enlace de dos o más melodías (también voces) independientes, que se escuchan simultáneamente. Entretanto, en el panorama automotriz, el punto muerto es la posición de neutral o de desembrague de la transmisión en los vehículos y, desde 1993, FIAT fabrica un modelo denominado Punto.

Y el sexo no se queda detrás con el apreciado Punto G, el blanco del clímax sexual de la mujer… para lo cual hay que tener mucha… puntería.

Mas, inexplicablemente, puntal es la altura de una casa o de un barco.

Por si fuera poco, cuando parecía que todas estas variaciones habían llegado a su final, nuestro sujeto cobra ahora un nuevo protagonismo con el punto com, uso que lo ha vuelto una de las palabras más pronunciadas del incipiente siglo XXI.

Y como para demostrar que incluso hasta el último momento el punto es el punto, pongamos punto final a esta puntualización, y exclamemos ¡y punto!, que es una expresión tan tajante como una interjección que significa ¡basta!

 

Notas:

1: No se acentúan en español los nombres de los demás idiomas. Sin embargo, hemos quebrado la regla y decidido hacerlo en este artículo en el afán de hacer la lectura más fácil.

2: El ejercicio de mi hoja con su punto prevaleció como paradigma de excelencia gráfica en el mural de los mejores trabajos del aula como por tres cursos.

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