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NISSAN NV: Realmente, más por menos.

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com y conductor del programa radial AUTOMANIA de WQBA 1140 AM de Univisión America. Miembro fundador de SAMA.
Fotografías del autor y de Hyundai.

Posted Sept. 2/2012 • Reviewed live! on air on Automanía,
Sept. 2/2012

El mercado de los furgones de carga o trabajo vende unas 300 mil unidades cada año en Estados Unidos, y ha sido dominada históricamente por Ford, con su Econoline al frente —ahora se llama E-Series—, y por su contrapartida de GM en el segmento, el Chevrolet Express o el GMC Savana. Hasta hace poco existía aquí otro rival, el Sprinter, por Dodge o bajo Freightliner, pero tras el divorcio de Mercedes-Benz y Chrysler estos vehículos desaparecieron, aunque es cierto que ahora ha regresado el original Sprinter de Mercedes acá… sólo que es unos $10 mil dóalres más caro que nuestro leviatán de turno, el Nissan NV, que es más grande que el Sprinter. Por tanto, uno se lleva con el NV más, por menos.

Montado sobre un chasis ad hoc, tipo escalera, el NV se ofrece en las tallas 1500, 2500 y 3500. Los submodelos, según amenidades para el conductor y pasajero son, como en tantos otros Nissans, dos cortes, el S y el SV. Hay dos modelos, el High Roof o de techo alto, y el “normal”, oficialmente llamado Standard Roof, y es éste, en la edición NV2500 HD, el que ha protagonizado nuestro test.

Nissan emplea para este vehículo el slogan de Designed fot the Way You Work (diseñado para el modo en que trabajas), y la verdad es que el NV honra la frase.

El básico viene con motor V-6 de 4.0 litros, que genera 261hp y 281 libras por pie de torsión, y que nos pareció suficiente para mover su estructura. Este motor se lo pide prestado a la camioneta compacta de Nissan, la Frontier. Opcionalmente, se puede acceder al motor de la camioneta full size Titan, el V-8 de 5.6 litros, más potente, para 317hp y 385 libras por pie de torque.

La transmisión del NV que probamos es automática, de 5 velocidades. Es de tracción trasera.

Usted puede arrastrar hasta 9,500 libras con el NV V-8, y 7 mil con el V-6.

No hay motor diesel disponible.

Como la EPA no mide la eficiencia de vehículos que pesen más de 8,500 libras, y el Nissan NV rebasa las 9 mil, no hay certificación oficial de millaje de combustible, pero pruebas independientes le han arrancado entre 11 y 12mpg.

El NV, no importa si es el de techo alto o el de techo normal, es cavernoso. Tiene 54.3 pulgadas entre las bóvedas de las ruedas trasera, lo que permite hacer bailar allá atrás sobre su piso acolchonado a una tabla estándar de plywood de 4 por 8.

El largo total de la cabina de carga es de 120 pulgadas. En el modelo de techo alto, a prueba de chichones, puede caminar libremente con seguridad para su cabeza una persona que mida 6.3 pulgadas de estatura. El modelo alto garantiza 323 pies cúbicos de carga, mientras que el bajo, 234… nada mal.

El NV es cuadrado, de paredes casi verticales, y esto redunda en más capacidad de carga. Estas paredes están dotadas de paneles protectores de xilofibra prensada, para preservarlas de posibles arañaduras.

Para asegurar la carga, cuenta con 6 anillos tipo D, de los cuales se pueden colocar tensores. Los anillos resisten tirones de 1124 libras.

El acceso también es noble: cuenta con una puerta lateral deslizable del lado del pasajero, y las dos traseras hacen un swing de 243º, pegándose con magnetos a los costados del camión.

Los precios fluctúan entre $25 y 31 mil dólares. Nuestra unidad de pruebas en particular, llevaba etuiqueta de $29,575.

Nuestra unidad tenía GPS, cámara de marcha atrás con alerta sonora de cercanía —las dos cosas utilísimas según el tamaño del camión—, conexión Bluetooth, radio satelital XM y puerto USB.

Las butacas son cómodas, y se aprecia que fueron concebidas con el conductor y el ocupante en mente, que pasan una jornada de trabajo completa a bordo del NV. Y la cabina es silenciosa para tratarse de un vehículo que a las espaladas de sus ocupantes no es otra cosa que un túnel de metal, sin aislamiento sonoro.

La consola carece de lujos. Es voluminosa, pero no excesiva. Nos pareció más exagerado en volúmenes el módulo central para los portavasos y algo más, que nos gustaría ver rediseñado desde ya. Algunos botones a la izquierda del conductor nos parecieron un poco ocultos, pero en general la impresión es buena para un camión de trabajo. Sin embargo, cerramos los ojos y nos resulta fácil imaginar un vehículo de lujo, una especie de conversion van a partir del NV de pasajeros, que tiene potencial para carroza de reina.

Los relojes son fáciles de mirar, y la palanca para la transmisión, acoplada al árbol del volante, es fácil de asir.

El NV maneja bien para su talla. No es un vehículo saltón no siquiera vacío, gracias a sus suspensión independiente de muelles delante y de hojas tipo ballesta detrás, ambas —especialmente la trasera— muy bien calibradas para lograr un desplazamiento que absorbe las irregularidades del camino, mientras mantiene estable la carrocería. Acelera bastante bien para su tamaño. Pero la dirección es lenta: necesita de varias vueltas completas para el llevar el volante a uno de sus extremos, y no garantiza un giro en U de una vez desde la senda izquierda hacia la derecha contraria en una vía de dos.

Posee frenos ABS y bolsas de aire, incluso laterales de cortina. La visibilidad delantera es buena, pero naturalemente nula en diagonal trasera porque los paneles laterales ciegos de metal no permiten ver. Esto no es ninguna sorpresa para un vehículo de su especie. Posee grandes espejos retrovisores de dos niveles —el más bajo tipo ángulo ancho—, pero su ubicación general nos parece que debió haber sido un poco más alta para mirar por el más bajo.

De modo que el Nissan NV, que no es particularmente un vehículo bello, tiene un nicho de explotación que aprovecharán quienes requieran de un transporte de estas características. Y, como dijimos encima y queremos subrayarlo de nuevo, hay pocos ofrecimientos en el mercado automotriz de hoy que, respecto de talla y precio, ofrezca tanto por menos.