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LEXUS LS430 2004: El más exquisito coche de la compañía hasta la fecha asalta el cielo

por PEPE FORTE, Editor de I-Friedegg.com

Publicado en LetsTalkCars.com y TheCarConnection.com en septiembre del 2003

Recuerdo perfectamente bien la primavera de 1986 porque estaba muy ocupado escribiendo un articulo sobre el centenario del automóvil, y porque además estaba preparando mi primera exhibición fotográfica sobre los desvencijados autos de Detroit que por entonces deambulaban por las calles de La Habana, Cuba, vencidos por el tiempo cual ánimas desahuciadas. Pero también la recuerdo particularmente porque por esos días vi por primera vez la información detallada de que Japón se diponía a participar en el exclusivo segmento de los coches de lujo. Me sonreí escéptico, irónico.
  
Claro que nunca he dudado de las potencialidades de una nación como Japón y del talento y dedicación de sus ciudadanos. Para esa época, el país del Sol Naciente ya había dado muestras de adueñarse con calidad de mercados tan competitivos como el electrónico y el de los equipos fotográficos. Y sus autos ya eran también una realidad en el mercado automotriz de Norteamérica. Pero esto de los coches de lujo, era simplemente harina de otro costal.
  
La información en cuestión enfatizaba los propósitos de Toyota —el nombre Lexus es exclusivo para el mercado de EEUU; sólo a partir del 2005 la marca Lexus comezará a ser incorporada en Japón, pues allí los vehículos de la división de lujo del fabricante todavía se llaman Toyota—, pero ya se tratara cualquiera de las compañías que se envolvían en la decisión, me pareció verdaderamente imposible que el estilo japonés pudiese competir con etiquetas tan respetables como Mercedes-Benz, Jaguar o BMW. Me equivoqué...
  
Ya para principios de los años 90, pude ver con mis propios ojos a clientes tradicionales de Mercedes deshacerse de los Benz para comprar Lexus. Por otro lado, me parecía improbable que un coche carente de un grill con personalidad propia e identificable, pudiese instalarse con éxito en una categoría tan exigente. Pero después que las aguas tomaron su nivel, al retirarse como lo hace el Nilo en Egipto tras el aluvión, una certeza quedó en la orilla: que Lexus, con grill o sin grill, estaba perfectamente cementado en el segmento de los autos de lujo del mundo.
  
A través del clásico poder mimético del pensar japonés, el Lexus LS430, que todavía hoy y desde sus orígenes a primera vista tiene aliento mercedístico, ha ido con los años no sólo cambiando su nomenclatura clave, sino mejorando y prevalece como el más exquisito de la colección de modelos de la etiqueta. Y para el 2004, con su fluido rodar, y lujo y confort cristalinos, está mejor y más sofisticado que nunca. Es, sin duda, todo un coche de salón.    
  
El abanderado de la división de lujo de Toyota tiene todos los ingredientes de un vehículo refinado... todos los ingredientes, excepto un precio estroférico. Apartándose de los modales "duros" de los diría gourmets europeos, como la serie 7 del beemer o la E ó S de Benz, el 430 hereda las suavidades incluso desaparecidas en carros tan amañados como lo fueran los Continental y Fleetwood de los 70, verdaderas barcazas que empero se hacían gobernar dócilmente con el dedo índice. Y aplaudo esto. Aparte de que la poca amabilidad de conducción de los lujosos europeos es un sello que tiene muchos partidarios y más razones, siempre he pensado que la humanidad toda la vida ha luchado por domar la rebeldía y brutalidad típica de los ingenios mecánicos, aunque el gusto por los automóviles mimosos haya ido cediendo. El LS430 se resiste a renunciar a ese concepto. Los amantes del handling duro aluden que un auto bien amaestrado es peligroso porque "aísla" a su conductor de las realidades del terreno y que también, por ende, resulta poco confiable. No así el Lexus 430 que, aunque noble en su manejo, tiene excelente agarre sobre el pavimento. Su poderoso motor V8, acoplado a una nueva y virtuosa transmisión automática de 6 velocidades y tracción trasera, hacen coro con una serie de features activos muy sofisticados que garantizan la seguridad a su conductor y ocupantes.
  
En cuanto a anatomía de lujo, dentro, el LS desborda de decoración en madera y magnifica piel. Los asientos están tan bien cortados que son los que personalmente califico de "invisibles" al cuerpo: ni se sienten. Las posiciones de manejo y de acomodamiento de los cojines son casi incontables cuando se les combina. Los controles son paradigma de ubicación y excelencia, y me place destacar especialmente los controles del climatizador dual, que aparecen a ambos lados de la consola.
  
Los comerciales de publicidad de Lexus siempre insisten en la palabra perfección. No es truco publicitario: es la pura realidad. El LS430 combina lujo, comodidades y rendimiento en una dosificación... perfecta. Han pasado años de perfeccionamiento desde que en el otoño del 1989, como modelo del 90, el LS 400 apareciera para ir mejorando como un vino añejo hasta ésta, su tercera generación desde el 2001.
  
El modelo 2004 revisó levemente el estilo exterior, refinó la suspensión y mejoró sus índices de seguridad. Ahora, junto con una velocidad más en la transmisión, el número de bolsas de aire también creció, e intuitivos tensores de los cinturones de seguridad se ajustan pervio al eventual impacto del vehículo. Otras sofisticaciones impresionantes del 430 son el monitor de presión de aire en los neumáticos, la cámara de televisión para la marcha atrás con monitor en colores en la consola, lámparas delanteras que giran con el ángulo de dirección del coche, y el célebre Dynamic Laser Cruise Control que mantiene automáticamente una distancia prudencial del coche que va delante —aunque la compañía advierte que esto no sustituye al conductor—; características éstas que, en honor a la verdad, muchas de ellas aparecen en otros vehículos d el firma. De ellas, el sistema de comunicación  Bluetooth asociado al SmartAccess, que permite descorrer los pestillos de seguridad de las puertas, encender o apagar el auto, el aire acondicionado, y usar el celular a través del audio del auto con transición automática al teléfono sin tener siquiera que extraer la llave del bolsillo o de la cartera. Si alguna vez el futuro se he hecho presente, lo es en el Lexus LS430.
  
Con un precio de unos $55 mil en la unidad que probé, el 430 entrega 290hp de su motor de aluminio de 4.3-litros. Totalmente "cargado", al nuevo LS no le falta nada, pues existiendo ahora un solo corte, muchas de las exquisiteces que hasta el año pasado eran opcionales, ahora son estándar. Entre éstas, el sunroof automático, la cortinilla para el sol del cristal trasero con control remoto, y espejos vanity para los asientos de atrás. Aún así, claro que hay "packages": el paquete Sport, que se basa en rims de 18" con suspensión deportivamente tonificada y dos tipos de vestidura de piel. Igual, el suculento sistema de premium de audio Mark Levinson, asientos traseros térmicos con memoria y que dan masaje, escobillas para las luces delanteras, suspensión de aire variable y aire acondicionado con deorizador óptico. El Lexus LS430 también ofrece sistema de navegación satelital.
  
No piense que porque se trata de un auto de lujo serio, el LS430 no es poderoso y es sólo plumas y encaje. Todo lo contrario, al pisar el pedal del acelerador en la carretera, el binomio de su motor V8 y la ágil transmisión automática de 6 velocidades se las arregla para garantizar esa respuesta vital y necesaria en la autopista o el expressway. Su intuitivo sistema de rodaje mediante la infinidad de sistemas que garantizan la seguridad del desplazamiento y previenen y anticipan accidentes con la estabilidad del vehículo siempre en mente, se suma además a un centrado y muy responsable sistema de agarre al pavimento que pone en contacto al conductor con éste todo el tiempo. Así que no es un coche que "flote" etéreo y veleidoso como Isadora Duncan, irresponsblemente por el aire.
  
La insonorización en cabina de Lexus sigue siendo proverbial y palpable en el 430. No importa cuánto viento sople fuera, ni la velocidad del coche, dentro hay tanto silencio que si de su magnífico estéreo escapa un nocturno de Chopin o un canto gregoriano de Palestrina, no le costará trabajo imaginarse dentro de las más apacible de las bibliotecas o el más discreto monasterio. Y ahora que menciono música y sonido, es merecedor de hacer de notar que —¡gracias a Dios!— el sibarítico sistema de audio Mark Levinson no está "cortado" según los horribles patrones de audio de hoy que priorizan las bajas frecuencias, sino todo lo contrario. Si usted así lo quiere, hágalo, pero el LS430 no es coche para escuchar rap a bordo.
  
Han pasado años desde aquella primavera del 86 en que dudé de las potencialidades del Lexus. Los suficientes como para que la vergüenza por mi equivocación cediera el paso a la admiración que hoy, y desde hace tiempo, siento por este coche de pedestal. Ahora, con esta nueva edición del más lujoso modelo de la alineación de la compañía, veo que Lexus ha logrado tocar el cielo.