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Vale lo que ahorra... y su torsión

 

Por PEPE FORTE.
Publicado en enero del 2005 en TheCarConection.Com en español.

Howard Stern gusta o no gusta. Lo mismo ocurre con los vehículos de petróleo. Pero dos particulares matizan la inclinación o el rechazo de la gente a los autos diesel en comparación con los oyentes de Stern: uno, que primero se secan las Cataratas del Niagara antes que la controversial personalidad radial cambie su modo de ser; esto, en contraste con los autos petroleros que sí han cambiado mucho (dígase mejorado) a través de los años; y dos, que aunque no hay fuerza capaz de lograr que toleren a Stern quienes lo odian, los actuales y crecientes precios del combustible sí están haciendo recapacitar a los detractores de los diesels que, en tanto que empujados por la necesidad, ya poco a poco están considerando comprarse uno.

Y no es que el combustible diesel esté más barato, no. A contrapelo de la historia, desde finales de los años 90 el diesel, que siempre fue meas barato que la gasolina más barata, comenzeo inexplicablemente a tornarse más caro que la gasolina más cara. Pero aún así, por la eficiencia de un motor diesel, vale la pena comprase un vehículo petrolero.

Por mi parte, siempre me gustaron los petroleros. Incluso, lo que más les odia todo el mundo: el ruido y el olor. Y créame que conozco muy bien y desde muy temprano lo que pudiera de ellos señalarse como defecto. Parte de mi niñez la pase a bordo de un Mercedes Benz 180D del 1958. Cuando a veces regresaba a casa de noche en el Mercedes petrolero de mi tío y, soñoliento recostaba la cabeza contra el cristal de la ventanilla trasera, la vibración era tanta que creía que me iba desarmar por dentro, además del intolerable escozor que me creaba la trepidación en el cielo de la boca y los oídos. Hoy, aquella vibración típica de los motores diesel es puro anecdotario. Y el Jeep Liberty de petróleo no tiembla por ningún lado, gracias a un gran trabajo de los ingenieros que hallaron la forma de absorber y disipar las vibraciones.

Me costaría trabajo hallar una crítica en el Liberty Diesel (a pesar de que en materia de automóviles soy picky) porque incluso la versión originaria de gasolina siempre me gustó.

El Liberty es más Jeep que todo lo que pudo haberlo sido el modelo que reemplazó, el Cherokee. Por lo menos, a ojos vistas... A no ser por la letras cromadas CRD en la puerta trasera y un leve 'aroma' que en sus emanaciones lo delata como petrolero, el Liberty Diesel no se diferencia visualmente de la versión de gasolina (después hablaremos del ruido).

Si usted piensa que porque es de petróleo el Liberty CRD es lento como una vaca sin ordeñar, se equivoca. La aceleración es animosa y acaso la mayor evidencia de que lleva un motor sin bujías es que al enganchar la velocidad ronronea como un gato cariñoso. A diferencia del VW Touareg Diesel, el Liberty ídem suena más a petrolero cuando esta embragado que cuando está parado. Creo que la división Jeep de Chrysler merece un aplauso por participar en el segmento de los Diesel en un momento como este, en que ni siquiera Sadam Hussein tras las rejas garantiza que paguemos menos en la bomba de la gasolinera de la vecindad.

América comienza a ver que no siempre tuvo razón en materia automovilística, y que Europa una vez más se nos adelanta no sólo en visitar museos, sino en el modo de participar en el mercado automovilístico. Y aunque la puesta en circulación del diesel de Jeep parece oportunista, no por apresurada lleva los lógicos defectos de la premura.

Si el Liberty Diesel tiene defectos, son los mismos del primero, pero no nuevos. Más me valdría con tal de ahorrar tiempo y espacio, remitir al lector a otros reviews que del Liberty he hecho desde su salida al mercado, para que tenga una idea de cuánto ofre ce. Aun así, quiero destacar que me sigue gustando sobremanera el diseño de las manijas interiores de las puertas y el sistema RDS del radioreceptor, que muestra en el display el título y el intérprete de la canción que tocan en las emisoras dotadas de la novedad.

El Jeep Liberty de petróleo viene dotado de un motor de 2.8 litros Common Rail Diesel (de ahí nace la sigla CRD, que es un modo de inyección). Es un motor pequeño y, entre esto y el hecho de que es diesel, es altamente eficiente. En mi semana de pruebas cuando la luz naranja me alertó que había que gasear al vehículo de nuevo, al oprimir el botón de autonomía de la computadora de viaje cuyo display está ubicado sobre el retrovisor interior, indicó todavía unas 50 millas de radio de acción. Cualquier otro vehículo de gasolina advierte sólo unas 20 millas.

Regresando a la potencia: El CRD no es un bisón de pradera. Los caballos de fuerza, como ya vimos y ocurre en los diesel, no son muchos, pero como ocurre igualmente en los diesels la torsión o torque sí: 295 lb x' a 1800 rpm, lo que lo coloca en un lugar nada despreciable entre los vehículos de su clase. Y puede remolcar hasta 5000 lbs. Y si contemplamos que estos ofrecimientos se suman a un promedio de 25% más de rendimiento por milla y una reducción del 20% de la emisión de CO2, entonces... otro aplauso, por favor.

Y, ¡ah!, la versión diesel del Liberty esta disponible en ambos modelos, Sport y Limited (ésta última fue la que probamos).

¿Quiere más números?: Su motor de cuatro cilindros reporta una conducta de V-6 [si no se lo dicen, usted no cree que maneja un 4], y el torque califica como de un V-8. El rendimiento es de 480 millas por tanque.

El motor es un DOHC, de 16 válvulas e inyección directa.

Pequeños repintes para el 2005 tocan al nuevo Liberty, como más cromados por fuera y un rediseño mínimo de la relojería. Y luce más agresivo, en parte gracias a la disponibilidad de más anchos neumáticos P235/70R16 todo terreno, de surcos más acentuados. También está disponible opcionalmente, como en el Renegade, la barra de luces sobre el techo.

Los interruptores para las ventanillas también han sido relocalizados y los asientos ahora más cómodos.

El nuevo diesel de Jeep puede venir dotado de tracción en las cuatro ruedas (de cuatro rangos) vía una palanca próxima a la de cambios. El que probé estaba dotado de transmisión automática, pero este diesel claro que puede explotarse más a fondo con manual.

Podría decirse que la suspensión ha sido redefinida para un excelente rodaje sobre el asfalto y mejor aún sobre terreno bruto. La delantera es de espirales independientes, y vinculada la trasera.

Entre las cosas que prevalecen, el sistema de apertura de la puerta trasera que, una vez que se hala la manija, libera primero el cristal antes de que se abra aquella; un sistema ingenioso que protege este cristal, montado al aire.

¿Vale la pena irse a Diesel con el nuevo Liberty? Definitivamente sí, aún por encima del irritante e inexplicable hecho de que en las últimas semanas —¡oh, no! ...again?—, he visto al combustible diesel carísimo. Y como no he visto ni el más mínimo amago de rebelión social, presumo que las cosas seguirán igual (a veces me pregunto cómo reaccionaríamos de hallarnos en el supermercado de la barriada y que el azúcar pardo cueste más que el blanco; a lo mejor se desata la Segunda Guerra de Secesión... pero con esto del diesel más caro, no sé por qué no).

De todas maneras, el Liberty Diesel, que es el primer SUV de su tipo en su talla disponible para los prospectos de Norteamérica, no debe ser pasado por alto. Combinando el rendimiento diesel con las mismas características estéticas y los ofrecimientos del Liberty regular de gasolina, el CRD no le dará más que recompensas.