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Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA
que se transmite cada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET
por WQBA 1140 AM, y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes
de 5:00pm a 6:00pm ET, por WAQI 710 AM,
en Miami, Florida, ambas emisoras de UNIVISION AMERICA

Posted on March 9/2016

Dios hizo al hombre, y George Martin a Los Beatles. No fue Brian Epstein; Epstein los descubrió...

Ha muerto a los 90 años, plácida, calladamente, George Martin, como le pasa a los hombres buenos que son premiados con la tranquilidad que genera la sana obra a sus espaldas, cual una suerte de visa para franquear en paz el ignoto vano a la otra dimensión, superior. No será juzgado en la Puerta del Cielo, porque los querubines son beatlerianos y le exonerarán de todo mal y pecado por haber fabricado no el sonido y la esencia de un grupo de rock and roll —y ni siquiera el más famoso y transcendente de todos los tiempos—, sino una duradera emoción flotante que, como la retozona bouncing ball de los antiguos animados, va saltando de generación en generación. Dijo Gabriel García Márquez que la única nostalgia que le unía a sus hijos eran Los Beatles...

Martin, caballero, Sir...

El productor de productores, cuyo nombre completo era George Henry Martin, nació en Highbury, Londres, el 3 de enero de 1926. Casi acababa de soplar 90 velitas de cumpleaños sobre la festiva torta cuando el martes 8 de marzo de 2016 le llamó la muerte en su casa de Wiltshire en Inglaterra. Por lo menos hasta el momento de redacción de este artículo no se había revelado la causa del fallecimiento y la verdad es que tampoco se sabía mucho de su estado de salud, sólo que estaba viejito y que, como dijo hace unos diez años su hijo Giles, "mi papá se ha quedado sordo". Noble privilegio para quien sus oídos asistieron al parto de la mejor música popular de la historia de la humanidad.

Martin quiso ser pianista y, como jocosamente alguna vez reveló, soñaba con volverse el próximo Rachmáninov. Qué inocente optimismo; no para tanto... pero dicen quienes le conocieron que tocaba muy bien el piano. También estudió oboe —su maestra fue Margaret Elliot, curiosamente la madre de la bella modelo y actriz Jane Asher, ex novia de Paul McCartney antes que éste desertara en matrimonio a los brazos de Linda—. Y, por suerte para millones, veterano de la Segunda Guerra Mundial como observador de la Real Fuerza Aérea pero sin entrar nunca en combate... que le pudimos haber perdido, caramba. Nada, el billar de la vida tenía un arreglo de golpes de palo para que conociera a Brian Epstein, lo cual sucedió porque Martin fue asesor de música clásica de La BBC de Londres y, desde ese trampolín saltó en 1950 a la discográfica alemana Parlophone pero en la rama británica de EMI.

Fue allí que le tocó la puerta aquel avispado joven judío de 28 años, que llevaba bajo el brazo unas cintas con demos de un novel grupo de rock and roll de Liverpool, que él representaba, grabados por Decca... y por Decca rechazados. Era el 13 de febrero de 1962.

La verdad es que Martin inicialmente no fue conquistado por los demos, pero le intrigó y pareció atractiva la mezcla de las voces de los dos cantantes principales, llamados, hmmm... ¿John y Paul?  Así las cosas, se repitió otra cumbre Martin-Epstein el 9 de mayo en los hoy estudios de Abbey Road, en el No.3 de la calle homónima, St. John's Wood, en Westminster, Londres, y en los que luego Los Beatles harían historia.

El resorte que le hizo dar el sí a Epstein para un contrato con los chicos fue el convincente entusiasmo que Martin notó en él por los muchachos, mas que el sentirse impresionado por las canciones-muestra. Así, acordó firmarles un contrato aún sin verlos tocar frente a él, cosa que cuajaría sólo después de escucharlos en vivo según su exigencia. Preguntado años después por qué lo hizo así, dijo que como Los Beatles eran unos desconocidos —y este tipo de operación se parece a jugar la lotería, apuntamos nosotros—, EMI no tenía nada que perder. Martin le ofreció a Los Beatles un centavo por cada disco vendido, a compartir entre los cuatro, pero también le sugirió a EMI que, después del lanzamiento de From Me to You, las regalías podrían ser duplicadas sin pedir nada a cambio, por lo cual Martin fue visto luego como "un traidor a EMI".

Los Beatles audicionaron para George Martin el 6 de junio de 1962... pero George Martin no estaba allí. Cuando empezaron a grabar una disparatada versión de Bésame Mucho, él se fue a la cafetería del edificio; escuchó las grabaciones al final.

Tras conversar con ellos, les preguntó si hallaron algo que no les había gustado del estudio o de las cuatro canciones grabadas, y Harrison le replicó con un seco "para empezar, no me gusta su corbata". Martin, apreciado también por ser un hombre "con mucha tabla", es decir, tolerante e igualmente célebre entre sus allegados por su buen carácter y magnífico sentido del humor, respondió con una sonrisa rompehielos a la insolencia de George.

La primera sesión de grabación de Los Beatles con Martin fue el 4 de septiembre, para How Do I Do It. Aparentemente al productor en ciernes de Los Beatles no le gustó mucho el performance del baterista inicial del grupo, Pete Best, que resultó despedido —Best siempre recuerda que Epstein le dijo que los otros tres no lo querían más en la banda, y que Paul le dijo que era Epstein el que no lo quería. Well... —.

Entonces llegó Ringo... y el 11 de septiembre de 1962 cuando Los Beatles entraron a grabar Love Me Do, Martin volvió a ignorar al baterista titular y les dijo que para reemplazar a Ringo en el registro... ¡ta-rá!, tenía a un percusionista de sesión, Andy White (White falleció en noviembre del año pasado).

Martin había decidido que Love Me Do, escrita mayormente por Paul, sería el primer hit de la banda y pensaba que White tenía un mejor beat y timing para la pieza que Ringo. Ringo se sentó triste en los controles y, para consolarlo, Ron Richards, el ingeniero de audio le pidió que tocara las maracas en P.S. I Love You, que terminó siendo la canción en la Cara B del standard play. Pero Ringo tocó la pandereta en la versión de Love Me Do en que Andy White hizo la batería y luego él también la grabó, de modo que el indicador mas claro de cuál Love Me Do es con Ringo y cuál es con Andy, es la presencia de pandereta. De todos modos, no es la batería —ni tampoco la pandereta—, sino la harmónica de Lennon el instrumento que caracteriza al primer éxito de Los Beatles.
 
En la serie especial de televisión de VH-1 llamada Storytellers, Ringo, que fue uno de los invitados al ciclo, graciosamente refiere el incidente diciendo que por los próximos 30 años, con su propio éxito como músico, le hizo no olvidar a George Martin aquel agravio.

El caso es que, en lo adelante, George Martin se convirtió en el producer de Los Beatles. El londinense de ojos intensamente azules y pausado hablar con un acento británico no tan marcado, se dio cuenta enseguida que Los Beatles, a pesar de principiantes, no estaban condenados a ser un producto marginal, que aprendían velozmente, que eran una plantita ávida de agua y fertilizante para crecer rápido, y que tenían potencial para generar muchos, muchos éxitos.

Martin en realidad fue más que eso, mas que un simple productor —en caso que se pueda hablar así de la profesión—, al desbordar las funciones elementales que la ocupación propone, para convertirse en el padre del sonido de Los Beatles, el mejor intérprete de las ideas y el potencial creativo de los Fab Four, y el arreglista y autor de muchas de las más geniales soluciones musicales de las diversas canciones del grupo. La relación Martin-Beatles fue de expansión, y él nunca fue un escollo para la inventiva del grupo.

Los ejemplos son múltiples: Fue George Martin quien ideó el maravilloso arreglo de cuerdas de Eleonor Rigby en que el cello tiene un papel capital; el piano barroco de In My Life —por cierto, ejecutado por él mismo y a su idea luego alterado en velocidad en la cinta, con lo que terminó sonando como un alegre clavicordio—; la inclusión —también de aliento barroco— del pícolo tocado por el músico Dave Mason en Penny Lane, y la atmósfera circense a lo Pablo Fanque en For the Benefit of Mr. Kite, de John Lennon, en la que Martin toca el órgano. En la antológica A Day in the Life, producto de su pedido a Paul y a John de cocinar una canción con secciones escritas por separado cual piezas independientes de cada uno, fue Martin quien además arregló una orquesta de 40 músicos y le agregó un crescendo atonal; fue él quien ideó que Please Please Me, de Roy Orbison, Los Beatles la interpretaran más up tempo, y les dio la libertad para hacer de la "revolucionaria" Revolution No.9, todo un labortorio sonoro, como un gran ejemplo de todo lo que a Martin se le ocurrió o le permitió experimentar en términos de audio y de grabación a John, Paul, George y Ringo.

Paul McCartney, en su sitio personal en la web, a tenor de la muerte de George Martin, reveló que cuando él se apareció en el estudio con Yesterday, los otros tres Beatles le dijeron que mejor grabara él solo esa canción, acompañado a guitarra a estilo trovadoresco. George Martin se le acercó y le propuso agregar un arreglo de cuerdas tipo clásico. Oh, no, George —replicó McCartney—, somos una banda de rock and roll.

En vez de imponer su criterio —recuerda hoy conmovido Paul—, George le sugirió que hiciesen una prueba y que si no funcionaba descartarían el resultado.

Sin más: Ahí está Yesterday, probablemente la canción mas hermosa de la historia de la música popular.

George Martin fue el padre de ideas sin precedentes, antológicas, basadas en cosas tan simples como es el caso de She Loves You; nunca antes una melodía había comenzado por el estribillo...

Martin fue el introductor de instrumentos exóticos o nuevos —la cítara, el mellotrón (embrión del sintetizador)— y elementos sonoros desacostumbrados, como las disonancias y ruidos o sonidos de la vida en las canciones de Los Beatles.

¿Que todo fue perfecto en su función de hacedor del éxito de Los Beatles? No. Por ejemplo, con dolor reconoció una vez que le prestó mas atención a John y a Paul que a George y a Ringo, porque los dos primeros eran los que les traían más y mejores hits. Y también que acaso, borracho del éxito de la banda que él producía, cometió el error de hacer un disco doble —el White Album— que "tenía mucha información", y que posiblemente habría resultado mejor dividirlo en dos placas. Y lo mismo con la falta de olfato comercial de poner juntas en un mismo 45 RPM a Penny Lane en la Cara A y a Strawberry Fields Forever en la B. Perdió dinero...

El único disco que Los Beatles que George Martin no produjo fue Let It Be, bajo la batuta de Phil Spector, con su famoso Wall of Sound; un buen LP, como todos los de Los Beatles, pero sin duda, bajo Martin habría sido mejor.

Let It Be se graba antes que Abbey Road, ya con Brian Epstein muerto y con unas tensiones inocultables entre los cuatro miembros del grupo —que comenzó a caerse a pedazos desde el Álbum Blanco—. Pero en enero de 1969, que es cuando en realidad comienzan las sesiones fuertes de grabación del disco, el malestar había escalado a un punto tan agrio en las relaciones interpersonales entre ellos que, por puro milagro —¿o por ingleses?—, no se entraron a trompadas. El resultado fue que Let It Be se engavetó y no se publicó una vez terminado.

Sabiendo que habían arribado al final de la cuerda, Los Beatles acordaron grabar su último disco de estudio, y para ello llamaron a George Martin otra vez, quien dijo que él quería que la cosas se hiciesen "como antes". De ahí nació el memorable Abbey Road, grabado entre el 22 de febrero y el 20 de agosto de 1969, y lanzado al mercado el 26 de septiembre del mismo año en el Reino Unido, y el 1ro. de octubre en los Estados Unidos. Let it Be comenzó a llegar a las discotiendas en mayo de 1970.

George Martin, según la caótica estructura de la llamada 'colección británica', produjo de Los Beatles, los siguientes álbums: Please Please Me; With the Beatles; Introducing The Beatles; A Hard Day's Night; Beatles For Sale; Beatles '65; Help!; Rubber Soul; Yesterday and Today; Revolver; Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band; Magical Mystery Tour; The Beatles (White Album); Yellow Submarine; Let It Be, y Abbey Road.

Después de la disolución de Los Beatles, Martin produjo a otros artistas y, en cuanto a los ex-Beatles, no resulta sorpresa enterarse cuando uno escucha la canción, que las melodías Live and Let Die y Uncle Albert/Admiral Halsey de Paul McCartney llevan el sello de sus arreglos y producción.

George, el más joven de Los Beatles, nació en 1943, y John, el mayor, en 1940. George Martin le llevaba 17 años a Harrison, y 14 a Lennon. Generacionalmente hablando, hay un abismo entre la edad de uno y de los otros dos en cuanto a gustos musicales. Pero la magia funcionó.

Probablemente la última obra beatleriana de George Martin fue la banda sonora del fabuloso espectáculo Love, de Cirque du Soleil, con base en el Hotel Mirage en Las Vegas, basado todo en la música de Los Beatles. Martin —auxiliado por su hijo Giles— fundió para esto una monumental pieza conjunta del sonido de Los Beatles que demuestra que una cadena de ADN une a todas las canciones para una escalofriantemente conmovedora articulación de un trozo de melodía de 1962 con otro pedazo de otra de 1969. Sólo Los Beatles... sólo George Martin.

Mira que han intentado hallar al "quinto Beatle", caray... que si el autoproclamado Murray The K, que si Billy Preston. ¡Bah!, lo tenían delante de sí: El glorioso Fifth Beatle es George Martin.

Aquí abajo en la Tierra, el 8 de marzo de 2016, Paul y Ringo le han dicho Good-Bye a George Martin, y allá arriba en el cielo, John y George lo han recibido con jubiloso un Hello...