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                            El 
                              fiasco del FORD EDSEL  
                             
                              Por PEPE FORTE/ Editor del Canal de Autos de iFriedEgg.com, y conductor de AUTOMANÍA, programa radial dominical sobre la industria y el mercado del automóvil, domingos desde las 12:00pm ET y sábados desde las 2:00pm ET por WQBA 1140 AM en Miami, Florida, una emisora de Univisión Radio. 
                              Para la época en que en la comedia de 
                                TV I Love Lucy, desde el umbral de su apartamento 
                                en New York Ricky Ricardo le anunciaba con dulzura 
                                a su mujer, Lucy, I'm home!, Estados Unidos parecía 
                                incapaz de un fracaso. Sin embargo, no todo era 
                                color de rosa en Pleasantville. El país 
                                estaba en recesión, a pesar de que el momento 
                                se enmarcaba en los florecientes EEUU de la postguerra. 
                                Las ventas de coches habían caído 
                                y 1958 fue probablemente el año más 
                                negro del mercado automotor estadounidense después 
                                de terminada la Segunda Guerra Mundial. Ello pudo 
                                haber influido en el fiasco del Ford Edsel, que 
                                debutó justamente en el '58 para encarnar 
                                uno de los fracasos comerciales más sonados 
                                de la industria del automóvil. Un vehículo 
                                que era cualquier cosa menos un mal auto, pero 
                                hay frutos que, ¡ay!, nacen con el pie izquierdo... 
                                 
                                 
                                Dicen que Henry Ford no se llevaba con su hijo 
                                Edsel Bryant porque no heredó su personalidad 
                                impositiva. Además, Edsel amaba a los carros 
                                —el viejo, el negocio— y para colmo, 
                                se murió antes de llegar a los 50 años 
                                de algo tan poco estoico como un cáncer 
                                en el estómago. Entonces Henry Ford II, 
                                que más parecía hijo del genial 
                                fundador de la compañía que nieto, 
                                con tal de honrar la memoria de su padre, ordenó 
                                hacer un carro fabuloso que llevara el nombre 
                                de su papá.  
                               
                              En realidad, esto es más puro anecdotario 
                                poético, apócrifo por demás, que otra cosa. El Ford Edsel 
                                nada tiene que ver con un homenaje póstumo 
                                de hijo nostálgico con sentimiento de 
                                mea culpa, sino que se 
                                debió a que la compañía quería 
                                diversificarse. Los clientes del eterno rival, 
                                General Motors, podían escoger entre Chevys, 
                                Olds, Caddys, Buicks y Pontiacs; los de Ford, 
                                sólo Ford, Lincoln y Mercury. De modo que 
                                Ford Motor Co. decidió sumar otra división 
                              a las ya existentes de Lincoln y Mercury: Edsel. Por otra parte, según dicen, fue un empleado el de la compañía el que sugirió el nombre de Edsel para bautizar al carro pues, aún cuando el proyecto estaba avanzado el diseño permanecía anónimo. 
                                                            | 
                           
                          
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                            |   Edsel Ford (noviembre 6, 1893 – mayo 26, 1943)  | 
                           
                          
                            La carrera por el Edsel fue rápida: el 7 de junio de 1954 Ford Motor Company establece el equipo de diseño y desarrollo del auto; el 26 de agosto de 1957 sale la primera unidad de la línea de montaje, y el 4 de septiembre del mismo año arranca la venta en los concesionarios del país. Así nació el Edsel, en la época 
                              de Robert McNamara como Vicepresidente de la compañía 
                              y con Lee Iacocca ya a bordo del fabricante —aunque 
                              en un puesto todavía no tan notable como 
                              luego tuvo—. Grande, potente, distinguido 
                              y moderno, en cambio el auto no pegó en 
                              el público.  
                             
                              El distintivo primordial del Edsel, el ornamento 
                                central de la parrilla delantera, un escudo basado 
                                en el collar para caballos de carrera ganadores, 
                                con la palabra Edsel dispuesta verticalmente dentro 
                                de él, fue considera por los consumidores, 
                                indignante. Los más sarcásticos 
                                dijeron que tenía forma de bostezo, infiriendo 
                                que aburrido. A algunos les pareció la segunda tapa del onodoro... a otros, más imaginativos, 
                                se les antojó un Oldsmobile que chupaba 
                                un limón, mientras que algunas mentes lascivas, 
                                aún en la era de la más rancia mojigatería, vieron en el contorno a la vulva femenina. Y la 
                                parte trasera tampoco escapaba a las burlas: los 
                                más criticones decían que las luces 
                                de atrás parecían horribles boomerangs estilizados. 
                               
                              Su forma extemporánea, tal vez le parecía 
                                al público de la época una reinterpretación 
                                del patrón frontal estético de los 
                                autos de los 40, todavía demasiado próximos, 
                                y por tanto tan anticuado como el periódico 
                                de ayer. Pero el Edsel '58 era toda una promesa 
                                de futuro. Su Teletouch, un juego de botones al 
                                centro del volante para controlar eléctricamente 
                                los cambios de la transmisión automática, 
                                gracias a un sistema planetario ¡se mantenía 
                                estático y no giraba con las vueltas del 
                                timón! Sin embargo, esto se convirtió 
                                en otro problema porque emplazado donde por años 
                                lo estuvo en la mayoría de automóviles 
                                la bocina, muchos conductores al querer hacerla 
                                sonar, terminaban haciendo un cambio de marcha.  
                               
                              Otras muchas particularidades originales en el 
                                Edsel luego fueron aplicadas en autos por venir, 
                                como los frenos autoajustables, la transmisión 
                                que se trancaba al ponerla en Parking, el capó 
                                liberado eléctricamente desde dentro del 
                                carro, los cristales ahumados, el retrovisor antidestellos, 
                                y la luz de cortesía sobre el motor y en 
                                el baúl. La pizarra era bellísima. 
                                El velocímetro consistía en un cono 
                                trunco flotante con los números impresos 
                                en él, que rotaba mientras la aguja se 
                                mantenía fija. Además, el Edsel 
                                era poderoso: se ofrecía en dos motores 
                                V-8, uno de ellos de un monstruoso 6.7 litros 
                                capaz de producir 340 hp y 475 libras x pie de 
                                torsión (en 1958 el galón de gasolina 
                                promediaba 30 centavos). Y venía en todos 
                                los sabores: sedan, cupé, convertible, 
                                station wagon… el Pacer y el Ranger eran más pequeños, mientras que el Citation y el Corsair tenían más porte. 
                               
                              Ford pensaba vender unas 200 mil unidades, mas 
                                no fue así... sólo 64 mil, para perdidas de $250 millones, equivalentes a unos 2 billones y medio hoy.                                | 
                           
                          
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                            | Un Edsel superviviente, fotografiado en La Habana, Cuba, en 1991 (de la colección privada de Pepe Forte). | 
                           
                          
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                            Todo parecía conspirar 
                              contra el Edsel. El E-Day —el 
                              día en que el flamante coche llegó 
                              a los concesionarios—el arriba mencionado 4 de septiembre 
                              de 1957— estaba justamente a un mes de distancia de una amarga bofetada moral a Estados Unidos, que muchos analistas creen que incidió negativamente en las ventas del auto: el 4 de octubre, el país que representaba 
                              la vanguardia tecnológica del mundo, se 
                              sumía en una desconsoladora depresión 
                              colectiva cuando se enteró que la URSS, 
                              un país tan técnicamente atrasado 
                              cuya magra televisión de entonces usaba 
                              la frecuencia de AM en vez de FM, puso en órbita 
                              el primer Sputnik.  
                             
                              Nada, que el pobrecito Edsel parecía hijo 
                                de las circunstancias y la fatalidad. Para decirlo 
                                en dos palabras: apadrinado por la mala suerte. 
                                Algunas partes del auto no estaban bien fijas 
                                y otras incluso faltaban. La cosa empeoraba porque 
                                el abastecimiento de repuestos no estaba aún 
                                listo para enfrentar los reclamos y ya sabemos 
                                que el consumidor norteamericano tiene malas pulgas 
                                para un servicio deficiente. Cuando en mayo de 
                                1958 el vicepresidente Richard Nixon visitó 
                                Perú y allí fue bombardeado con 
                                huevos y tomates por los manifestantes mientras 
                                recorría Lima en un Edsel convertible, 
                                el político luego bromeó diciendo 
                                que no lo abuchearon a él, sino al auto. 
                                Por otro lado McNamara, que no estaba de acuerdo 
                                con la planeada fragmentación de Ford, se desentendió 
                                del auxilio que el coche necesitaba. Se dice que el ejecutivo siempre vio con disgusto al proyecto del Edsel y que su apatía por revivirlo precisamente manifestaba su convicción de que mientras más rápido salieran de él, mejor. Además 
                                era caro. Su precio promedio era de $3,500.  
                               
                              Con una papa caliente en las manos, la compañía 
                                hizo esfuerzos por mercadear el Edsel. ¡Un 
                                comprador que adquiriera uno podría ganarse 
                                un pony! (mil animales fueron destinados al propósito). También, se transmitió 
                                un especial de televisión de una hora en 
                                CBS conducido por Frank Sinatra, Bing Crosby y 
                                Louis Armstrong para promover el auto. Nada funcionó. 
                                Ni siquiera cuando en 1960 le eliminaron su distintivo 
                                escudo frontal. Las ventas seguían bajando. 
                                Entonces Ford decidió tirar la toalla. 
                                Aunque el Edsel siguió saliendo al mercado 
                                por unos tres años más, lo hizo 
                                bajo una moratoria a su sentencia, porque la verdad es que tan 
                                temprano como en noviembre de 1959 la compañía 
                                ya había decidido descontinuarlo.  
                               
                              ¿Cruel destino? No realmente: a pesar de 
                                que el Ford Edsel es otro de esos autos al que, 
                                injustamente, la vida le jugó una mala 
                                pasada, hoy es un clásico de los 50. Coleccionistas 
                                pagan por él montones de dinero. La gloria 
                            merecida llega tarde, pero siempre llega...  | 
                           
                          
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