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por PEPE FORTE, editor del Canal de Autos de iFriedegg.com y conductor del programa radial AUTOMANÍA de WQBA 1140AM de Univisión Radio. Miembro fundador de SAMA.
Posted on Feb./2014

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El conductor que ha notado que manejar en la nieve hace gastar más gasolina a su carro, no está errado. En el frío severo, los vehículos con motor de combustión interna se vuelven ineficientes. El bajón reporta índices de entre el 10 y el 20%. Por ejemplo, un SUV cuyo motor normalmente rinde 20mpg en la ciudad en verano, puede caer a 17 mientras la columna de mercurio del termómetro desciende.

Las razones por la que esto ocurre son varias. En el invierno, a los motores les toma más tiempo calentarse y para eso suben el número de revoluciones. Y el resto de las operaciones del carro también tienen que trabajar más duro para alcanzar sus niveles normales de rendimiento, aún después que el carro está en marcha.

Pero no sólo el motor por su propia voluntad: el conductor también demanda más acción de aquél para calentar la cabina. Cuando uno ingresa a su propio auto que ha estado apagado por horas bajo la nieve, con tal de calentar la cabina, normalmente empleamos un tiempo antes de echar a andar hasta que la calefacción, a través del motor, haga más habitable el gélido interior. Hay quienes incluso dejan el auto encendido frente a casa unos minutos antes de partir al empleo en la mañana para que se caliente dentro, mientras aprovechamos para prepararnos otra taza de café… Esto no lo hacemos en el verano.

En invierno el aire es más denso y a menudo hay ventisca, y el pavimento se cubre de escarcha y nieve. Esto produce más resistencia al rodaje del auto, lo que lo hace menos eficiente.

Los neumáticos también se vuelven más rígidos con las bajas temperatura, lo que merma en agarre.

Todos factores que conspiran contra la eficiencia del automóvil.

Cuando hace mucho frío, usamos la calefacción, el descongelador del parabrisas trasero, y encendemos —en los carros que lo ofrecen—, las butacas y retrovisores laterales térmicos. Esta demanda de electricidad exige más consumo de combustible.

Y, una última sorpresa: los autos híbridos cambian negativamente —o sea, en su contra— su proverbial ahorro de gasolina porque al requerir más electricidad para las necesidades de calefacción, alteran el ciclo de trabajo alterno motor de gasolina-motor eléctrico, priorizando los turnos de trabajo del motor de combustión.

Por si fuera poco, para terminar este rosario de elementos que hacen que su auto se vuelva más gastador en el frío, no podemos ignorar que la gasolina de invierno contiene aditivos como anticongelantes y otros que merman su adrenalina, además de que el tráfico se hace más lento y a menudo se atasca hasta por horas, y ello dilata su tiempo de viaje, con el consiguiente consumo extra de combustible.

 
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